Como premisa deseo establecer que soy un defensor a ultranza de la ecología y de la defensa de la Naturaleza, en cualquiera de los conceptos que lleven a preservar el medio ambiente.
Establecida esa aclaración, afirmo que el Gobierno no defiende a sus ciudadanos y tolera la injerencia, de inspiración proteccionista, de unos diputados alemanes que no representan ni al 6 % de su propia nacionalidad y les permitía al grupo visitante unas competencias inspectoras sobre asuntos nacionales.
La producción de fresas en Andalucía es de más de 367.000 toneladas por valor de más 1.200 millones de euros y ocupa a 80.000 trabajadores, afectados por la desidia de gobiernos que han mirado para otro lado cuando les tocaba gobernar olvidándose de un plan efectivo, real y que conciliara los intereses de productores y medio ambiente sin esperar a que “otros” gobernasen para culparles del establecimiento de pozos ilegales en el entorno de Doñana.
Sois unos miserables por muchas razones: oportunismo político y sometimiento a los intereses alemanes que desean boicotear la producción de la fresa española. Varias cadenas de supermercados han iniciado ya el boicot y nuestro gobierno no ha reaccionado. Anteriormente, había sido la campaña del ministro de Consumo contra la industria ganadera. Ahora es la parte socialista de este Gobierno, que parece que en sus horas más bajas aumenta sus errores, permitiendo esta agresión a la imagen de España.
Alemania incumple aspectos que dañan el medio ambiente como es la utilización de minas de carbón, cuyo fin ha fijado para 2038 sin que España hubiese enviado a sus diputados a comprobar el nivel de emisiones de CO₂. ¿Por qué no lo hacen? Sencillamente: no lo tolerarían.
Ignoro cuánto de verdad existe en la afirmación del cultivo de la fresa y si ahonda en el descenso del agua de la laguna. Unos dicen que el agua no procede de dichos acuíferos y otros afirman lo contrario. Lo cierto es que quien ahora acusa ha gobernado 40 años en Andalucía sin que nada hiciese para proteger una situación que ahora critica esperando que “otros” gobiernen para poner en cuestión irregularidades que ya existían.
Es sencillamente asquerosa la utilización política de aspectos fundamentales para la economía de una zona carente de otro tipo de industria que no sea el cultivo de la fresa. Y todavía lo es mucho más la continua perseverancia de defensa de intereses propios frente a los colectivos.
Afortunadamente, la presión de la prensa libre y no tutelada y las reacciones de los ciudadanos han obligado a que dichos “inspectores” rectifiquen y aplacen su visita, hasta que pasen las elecciones y seguramente vendrán o no dependiendo de quién las gane.
Si Doñana está en peligro ahora, igualmente lo estaba hace tres años.