La sequía y la vecería son las causas naturales que se encuentran detrás de las dos últimas campañas de producción de aceite de oliva en España, las dos más bajas de la última década. De ahí que los precios hayan experimentado un incremento desorbitado. Y aunque en 2023-2024 la producción subió un 18% respecto a la anterior, esas cifras continúan siendo menos de la mitad de las mejores cosechas.

La ley de la oferta y la demanda gobierna el libre mercado, de momento, y todo hace prever que con las producciones registradas en los últimos años el precio del aceite de oliva no bajará a corto plazo.

Y es que en la presente campaña 2023-2024, la producción se situará en torno a las 770.000 toneladas en España, lo que supone un incremento del 18% respecto a la campaña anterior, cuando se produjeron 664.000 Ton, aunque este volumen está muy alejado de los registros de años anteriores.

Para hacernos una idea, en la última década el registro más alto en la producción de aceite de oliva lo encontramos en la campaña 2018-2019, con 1.786.800 Ton, cifra un poco más alta que la registrada en 2013-2014, cuando la producción alcanzó las 1.782.000 Ton. Estos valores suponen más del doble de la producción de los últimos cuatro años. 

En la campaña 2019-2020 se alcanzó el 1.125.700 Ton; en 2020-2021 la producción subió hasta 1.390.000 Ton y siguió creciendo en 2021-2022 hasta 1.493.000 Ton.

¿Qué hay detrás de esta reducción en la producción de aceituna? 

En los dos últimos años, las zonas más productoras de aceite de oliva en España, que son Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, sufrieron una importante sequía que mermaron la producción, pero además en algunas explotaciones, a la falta de recursos hídricos, se unió la situación de vecería del olivo, que consiste en que, tras un año de abundante producción, le sigue otro de escasa o nula cosecha.

Si tenemos en cuenta que, para producir un litro de aceite de oliva virgen extra, se necesitan 5 kilos de aceituna, y que en esta última cosecha la aceituna ha alcanzado precios históricos, pagándose entre 1,5 y 2 € el kilo, no hace falta pasar por la Universidad para deducir que lo que vale un litro de aceite hoy es lo cuesta producirlo en realidad.

La baja producción de los dos últimos años no permitirá una reducción de precios en la botella de aceite de oliva a corto plazo.

El problema es que esos precios se han pagado para la producción de aceite que consumiremos a lo largo de 2024 y parte de 2025, lo que nos lleva a concluir que los precios del AOVE no bajarán, salvo en los meses de septiembre-octubre, cuando las almazaras empiecen a hacer contratos y comience la cosecha de este año, para así pagar menos al productor.

Así es previsible que el Aceite de Oliva Virgen Extra mantenga sus precios, y el oro verde continuará manteniendo su estatus, quedando al alcance de unos pocos.