El Banco de España alertó que en el primer semestre han faltado en la caja del Estado más de 32 mil millones de euros, a pesar del incesante incremento del esfuerzo fiscal.

En sectores industriales, donde se utiliza el dinero de efectivo, se suele realizar lo que se denomina un “cuadre diario” de la caja. Es decir, ver si las ventas o las entradas de dinero cuadran con los gastos o las salidas de dinero. En los que no se utiliza tanto el efectivo se suele cuadrar la caja al menos una vez al mes, como mínimo. Suponga que en su empresa van a cuadrar la caja y existe un descuadre, se buscaría cuál es el problema. Pues con el Estado debería suceder lo mismo ¿verdad? Al fin y al cabo, el dinero público es de todos.

El Banco de España, entidad independiente hasta el mes de septiembre, ha alertado de que han faltado 32.216.344.000€ al cierre de los seis primeros meses del año. Supongamos en que en un local de restauración ingresamos en el primer semestre del año 79.000€ y tenemos que pagar 111.000€. Pues con el Estado ha pasado igual, lo único cambiando las magnitudes del ejemplo anterior a millones de euros. Y eso que en la partida de ingresos fiscales los ciudadanos sufren subidas de impuestos que, manifiestamente, no llegan a cubrir los gastos fiscales.

La nefasta gestión de los recursos públicos genera un incesante déficit público e incrementa la deuda del Estado. Es decir, se detraen recursos del bienestar futuro y se utilizan en el presente, a costa de hipotecar el futuro de las generaciones venideras

Entonces si las cuentas no cuadran por 32.000 millones de euros, ¿qué se hace? Pues endeudarse. O lo que es lo mismo, traer bienestar futuro al presente a costa del sufrimiento de las generaciones venideras. Este problema es estructural, pues cada mes que pasa tenemos una magnitud de déficit que sigue creciendo. España está quebrada y sigue endeudándose, entonces ¿por qué no quiebra como tal? Pues porque el Banco Central Europeo sigue imprimiendo dinero masivamente para financiar artificialmente a los Estados, mientras los contribuyentes siguen pagando cada vez más impuestos y padeciendo la galopante inflación (que es un impuesto silente).

Es decir, esos políticos europeos, que en su mayoría no pagan impuestos, dictan las normas que subyugan a los países de su entorno pensando erróneamente que nunca se mancharán los zapatos. Lamentablemente la montaña de deuda es ya tan grande que se antoja impagable, salvo un claro ejercicio de quiebra a nivel de Europa. Porque lo que hay que tener claro es que los problemas que atraviesa España, y otros países, son permitidos por Europa. Si desde Bruselas se pusieran serios y exigieran un déficit 0 (cuadrar ingresos y gastos) a los países que gastan más de lo que ingresan, amenazando con no subvencionar la deuda de éstos, se solucionaría muy rápido el problema.

Este círculo vicioso infinito de continuo déficit y deuda pública se solventará cuando Europa exija déficit cero (cuadrar ingresos y gastos) y cuando los responsables políticos que dilapidan los recursos públicos respondan con su patrimonio

Si bien la responsabilidad última de permitir este déficit es de Bruselas, como adalid de la supervisión, el principal responsable es el Gobierno de España, que malgasta el dinero público pensando que está a su completa discreción. El verdadero problema es que en España no existe ningún castigo para todo aquel gestor público que no gestiona responsablemente salvaguardando la integridad del erial. En el momento en el que se exigieran responsabilidades a los administradores de presupuestos públicos cesaría este dispendio, ya que tendrían que afrontar los quebrantos generados con su patrimonio actual y futuro.