Cada vez hay más voces discrepantes con los datos que emite el Gobierno
Hace unos meses, organismos privados como el organismo de estudios de BBVA así como la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) determinaron que los niveles de paro anunciados por el Ministerio de Trabajo no se ajustaban a la realidad. Rápidamente desde el Ministerio de Seguridad Social, el titular José Luis Escrivá defendió los informes oficiales esgrimiendo que los estudios presentados por los citados organismos carecían del “rigor técnico requerido”.
Lo relevante ahora es que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), de la que recordemos que Escrivá era la cabeza visible antes de entrar en el consejo de ministros, ha anunciado que la tasa de paro tradicional “no es representativa” ante los cambios legales que han convertido miles de contratos de trabajo a tiempo parcial e intermitentes.
Esta vez, un organismo público independiente aduce que la tasa de paro proporcionada por la encuesta de población activa (EPA) se va diluyendo y no termina de representar la nueva realidad. Esta encuesta no refleja a la gente que no busca trabajo pero querría participar en el mercado laboral o simplemente los que querrían trabajar más (es decir, aquellos que con un sueldo no llegan a final de mes).
La AIREF aboga por estandarizar las medidas que, por ejemplo, se utilizan en Europa. Algunas de las medidas contabilizan como parados aquellas personas inactivas que no buscan activamente empleo porque piensan que su perfil se encuentra fuera del mercado laboral; también aparecerían como parados las personas que trabajan menos de la mitad de la jornada y desean encontrar un trabajo a jornada completa. Respecto a los EREs y ERTEs, todos los trabajadores que hayan sufrido un expediente de regulación de empleo por razones técnicas o económicas deberían contabilizarse.
Sumando todas estas personas que no se están contabilizando, la AIReF emite que el 18% de la población activa en España se encuentra infrautilizada, unos 4 millones de personas. Recordemos que según el Gobierno, la tasa de paro se situaba en el mes de enero en el 13% mientras que la de la Eurozona ascendía al 6,7%.
En los informes que emitieron tanto BBVA como Fedea, insistían en el “paro efectivo” que contabiliza a los parados inscritos en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y se suman los fijos discontinuos inactivos. Por parte de la Airef, reconocen que esta cifra la utilizaban durante la pandemia para ver el estado de los ERTEs para tener una idea real del desempleo.
Pues bien, todo parece que las cifras históricas que presentaba el Gobierno relacionadas con datos de desempleo no son tan históricas como parecen. Es un brindis al sol engañar con las cifras y comunicando que existe un empleo sólido en España cuando no hay una tangibilidad en la economía real. Si los niveles de empleo de los que presume el gobierno se cumplieran, habría un mayor dinamismo, sobre todo en las zonas costeras que es donde se focalizan en mayor medida los fijos discontinuos.
Es preocupante que este Gobierno no adecúe a las nuevas regulaciones las mediciones de diferente parámetros que tienen que ser comparados con la serie histórica. No tiene ningún sentido comparar la tasa de paro en el momento actual con la de 2006 porque se están comparando peras con manzanas. Si la medición de las cifras es incorrecta o inexacta, los análisis que se realicen de dichas cifras serán erróneos por lo que los planes ejecutivos para corregir las desviaciones en las mediciones están condenados a fracasar