He leído alguna de las críticas que se han realizado en redes sociales a la denuncia publicada el 23 de agosto por una persona que intentó llevar a su perro a la “playa canina” de Bens y no salgo de mi asombro. 

¿Cómo es posible que alguien critique una verdad como un templo, por el simple hecho de ser de la misma ideología de la alcaldesa? Estoy absolutamente de acuerdo con la compañera que escribió esa denuncia. La cala de Bens es una playa asquerosa, huele mal, el agua está sucia y todo da mucho asco. Esa es la verdad.

No es que no sea apta para las mascotas perrunas, es que tampoco lo es para el disfrute de las personas. La foto y el vídeo es de la semana pasada y hay todavía más porquería, más algas, más ratas y más plásticos que las que se veían en la denuncia publicada el 23 de agosto.

Además, como es previsible, las Carabelas Portuguesas han llegado también hasta esta playa, aunque ningún medio de comunicación lo haya mencionado y suponen un peligro para los perros que recorran esta playa.

Es incomprensible que la alcaldesa haya decidido que esta playa, alejada de todo y que está en condiciones deplorables, sea la única “playa canina” de la ciudad y que además presuma de ello. Solo tiene que salir de su despacho, montar en su coche oficial y tratar de imaginarse lo que piensan los perros que han comprobado el estado lamentable de la única playa en la que pueden corretear en el término municipal.

Otro suspenso muy grande para la regidora.

Virgina VT (A Coruña)