Inés Rey declara la emergencia sanitaria y promete mano dura, pero después se arruga y manda a Lage Tuñas a negociar un acuerdo con el sindicato STL, investigado por presunta corrupción.
Recordará el lector que, en el primer capítulo de esta serie, nos quedamos en la declaración de emergencia sanitaria realizada por la alcaldesa, que conllevó la adopción de una medida excepcional: la contratación de TRAGSA, empresa de capital social público que forma parte de la SEPI. Esta empresa cuenta con los medios necesarios para realizar servicios como el de limpieza y recogida de basura.
Por su parte, la empresa Prezero puso en la calle más camiones y personal llegados de otras concesiones que tienen en el resto de España, algo que obviamente molestó seriamente a los trabajadores, no contribuyendo a rebajar en absoluto la tensión entre STL, Ayuntamiento y empresa, sino todo lo contrario.
Inés Rey pasó de la “mano dura” inicial por los actos vandálicos y la huelga salvaje a negociar con el sindicato STL y sancionar a la empresa Prezero y, mientras tanto, la ciudad invadida por bolsas de basura.
Aunque poco trascendió de ello, un rumor cogió fuerza en aquellos días sobre la detención e identificación, vía cámaras de seguridad, de algunos de los participantes en esta “kale borroka” de la basura. Según cuentan, en un primer momento existió un compromiso en firme por parte de Alcaldía con Prezero, de llegar hasta las últimas consecuencias judiciales y laborales con los trabajadores implicados en estas actividades, pero, conforme el conflicto se fue enquistando en el tiempo, a la co-alcaldesa debió entrarle el pánico, paralizando su “mano ejecutora” e inclinándose por una posición más “negociadora”. En consecuencia, obligó a las empresas de recogida y limpieza a firmar acuerdos salariales y laborales con los vándalos de la STL, a cambio de que las denuncias cayesen en el olvido, algo que sin duda traería y traerá serias consecuencias.
Tras esta cobarde decisión, las relaciones entre Prezero y Alcaldía adquieren un rumbo menos cordial pues, según informó la concejala de entonces en Pleno, a ambas empresas se le impondrían sanciones por dejar de prestar el servicio como era su obligación, algo que lógicamente no agradó a las concesionarias, que no sólo no se sentían culpables, sino víctimas de aquella situación y que, tras los desperfectos sufridos en su material y verse abocados a la firma de escandalosos acuerdos, de sobremesa se comerían unas sanciones.
Pero ¿qué ocurrió con esas sanciones?, ¿cuál fue su importe?, lamento informarles que lo desconocemos, eso pertenece al ámbito competencial del co-alcalde Lage Tuñas, ya que él fue el encargado, como el propio Miguel Ángel Sánchez, líder de STL, reconoció a sus acólitos, de negociar con él un acuerdo para poner fin a la “kale borroka”, retirada de denuncias a los trabajadores y negociación de salarios.
Es evidente que la co-alcaldesa había faltado a su palabra; si claudica en algo así, es preferible no pensar en cómo reaccionaría ante crisis de magnitud como la del Prestige, la caída del vertedero de Bens, el operativo del Mar Egeo o cualquier calamidad similar; ya lo decía Sir Winston Churchill: “Si pasas por el infierno sigue adelante”.
La concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, luchó durante meses con la huelga de basura y, en “agradecimiento a sus servicios”, acabó en Urgencias del CHUAC, tras una reunión con Inés Rey y Lage Tuñas, en el despacho de alcaldía, en la que recibió una catarata de reproches e insultos.
Pero una pieza faltaba en este puzle para que la puesta en escena fuera perfecta: la dimisión de la concejala de Medio Ambiente, que seguramente adolecerá de carencias o defectos en su gestión, pero lo de permanecer a pie de obra durante el conflicto, según dicen colaboradores y conocidos, estuvo siempre garantizado. Ella misma confesaría anecdóticamente, en un programa de radio, que en cuatro días había dormido cinco horas y que había pasado las noches del conflicto en permanente contacto con el jefe de seguridad ciudadana y los gerentes de las empresas, “no sabía yo que se podía pasar tanto tiempo en vela sin echar mano del café”.
Recordamos con tristeza, que tanto esfuerzo de Esther Fontán para defender los intereses de los coruñeses le fue “reconocido” por los co-alcaldes Lage y Rey con una encerrona para festejar el Día de la Mujer Trabajadora, solicitándole la dimisión y regalándole un rosario de improperios, algo que, como ya tratamos en otros artículos, acabó con ella en urgencias del CHUAC. Si a esto le unimos otros episodios similares, ya saben ustedes con quién no le tiembla la mano a la señora Rey.
La firma de estos descabellados convenios, con desorbitadas subidas salariales, colocó a la empresa Prezero en la coyuntura de plantearse si seguir adelante con la prestación de dicho servicio. Así, a comienzos del año pasado, saltaba el rumor, de mano de los trabajadores, que la empresa habría solicitado la rescisión del contrato, algo a lo que el todopoderoso co-alcalde Lage Tuñas no se habría opuesto, pero imponiendo una contrapartida: tal rescisión no se produciría hasta pasadas las elecciones municipales; preguntados por esta posibilidad ni los co-alcades ni la empresa la desmintieron.
Las elecciones, a pesar de la merecida pérdida de votos, revalidaron a ese sucedáneo de alcaldesa en el puesto; pero, probablemente enfrascada en todo el sarao estructural que le estaba organizando el sultán de Outes en su ansia de expandir el Lagelato, la proximidad de las vacaciones y su especial querencia por los festejos, fueron alargando en el tiempo una decisión sobre Prezero, aunque también pudiera ser que algo más importante se estuviese gestando.
El TSXG declaró nulo el contrato de recogida de basura adjudicado a Prezero y la ciudad se ha metido en un callejón de difícil salida con la prestación de este servicio público esencial.
Pero la Justicia tiene sus tiempos que no son los de la política, por mucho que a ésta le gustase marcarlos, y así en el otoño del 2023 el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) declara nulo el contrato con Prezero a instancias de la denuncia presentada en su día por Valoriza.
¿Y ahora qué?
¿Se irán al traste los planes del amo del Lagelato?
¿En qué posición quedará el servicio en la ciudad?
¿Habría que renegociar algún posible acuerdo anterior o si te he visto no me acuerdo?