A Coruña sufrió la tormenta perfecta que la sumió en el caos y la suciedad en 2022: huelga de recogida de basura, huelga encubierta de limpieza viaria, parálisis de la planta de Nostián y quema intencionada de contenedores.
Antes de desgranar esta tercera parte de la trilogía sobre el conflictivo mundo de la basura en nuestra ciudad, permítame el lector presentar mis disculpas por la demora en la información, lo que conlleva una necesaria explicación al respecto, que incluso contribuirá a ilustrar más y mejor las “anomalías” que presenta el servicio de recogida de basura en nuestra ciudad desde su controvertida adjudicación.
Inés Rey y Lage Tuñas han dilapidado 60 millones de euros en el desastre de gestión de recogida y tratamiento de basura.
Recordará el lector que, en vísperas de la celebración navideña, tras unas semanas de evidente dejación en la prestación del servicio -algo muy propio del modelo de protesta del sindicato STL-, se anuncia que el servicio se normalizará y que no padeceremos los efectos de una huelga tan temida por el Gobierno Municipal y tan desastrosa para la ciudad en plena campaña comercial, turística y festiva como son las Navidades.
Este modus operandi del sindicato de limpieza y recogida ya es un clásico en su trayectoria, mecanismo al que volvió a recurrir de modo evidente en vísperas del Carnaval y que nuevamente ha estado presente en nuestra ciudad en plenas vacaciones de Semana Santa.
No se puede negar que el sindicato, cuyos dirigentes están incriminados en una causa que a buen seguro va a dar mucho que hablar, tiene un especial apego por las festividades, y es que sería absurdo ignorar que cuando más daño se le puede hacer a la concesionaria, pero sobre todo al Gobierno Municipal, es en plenas fechas de ocio, turismo y descanso.
Los dirigentes del sindicato STL, mayoritario en el servicio de limpieza de A Coruña, están siendo juzgados por contratar, presuntamente, a trabajadores y cobrarles una comisión mensual para dejarles trabajar.
Lo cierto es que este humilde “escribiente” decidió esperar a ver cómo finalizaba el culebrón, pero dado que, a las puertas de la Semana Santa, STL decidió ampliar su denuncia contra Prezero ante Fiscalía y que los residuos vuelven a campar a sus anchas por la ciudad sin ser recogidos, ya sea cartón, voluminosos o incluso contenedores amarillos, me he decidido a no hacerles esperar más por la información, consciente de que éste, por desgracia, no será el último capítulo del vergonzoso serial al que nos tienen sometidos Ayuntamiento, STL y la empresa concesionaria Prezero.
El volumen de información recibida es tan ingente que me obliga a dividir, al objeto de una más y mejor comprensión, este artículo en tres partes que han sido entregadas al editor de este diario para su publicación consecutiva de modo que no pierdan el hilo de la información.
Pero, sin más preámbulos, pongámonos ya en situación, y para ello nada mejor que una relación de “capítulos” decisivos en esta truculenta serie que, por si no caen en la cuenta nuestros lectores, sostenemos todos los coruñeses con nuestros impuestos.
- El contrato de recogida de basura se adjudica a la empresa Prezero en octubre del 2020, después de un polémico proceso de licitación, que finalizó con un recurso contra dicha adjudicación por parte de la empresa Valoriza.
- Prezero es, por decirlo de modo coloquial, la heredera empresarial de CESPA, anterior empresa concesionaria de los servicios de recogida y limpieza en la ciudad (todo queda en casa, nada nuevo, se conocen todos).
- El importe del servicio asciende a la nada desdeñable cantidad de 11,6 millones de euros anuales.
- Los trabajadores de esta empresa se subrogan y por tanto pertenecen en su absoluta mayoría al sindicato investigado STL: mismos trabajadores, mismos directivos de empresa, mismos vicios adquiridos.
Desde que Prezero ganó el contrato de recogida de basura en 2020, por una cuantía de 11,6 millones al año, no ha dejado de ser presionada por el sindicato STL con huelgas y actuaciones vandálicas.
A partir de la nueva concesión los trabajadores del servicio a las órdenes de STL no dejaron de poner contra las cuerdas a la empresa y al Ayuntamiento a través de huelgas encubiertas y actuaciones vandálicas, como las acontecidas entre febrero y marzo de 2022,, cuya duración excedió del mes, y que, además de dejar la ciudad sembrada de basura y voluminosos sin recoger, nos tuvieron en jaque a todos los coruñeses con actuaciones que, aunque negada su autoría por parte de ellos, era más que evidente quiénes estaban detrás.
El contrato de gestión de la planta de Nostián lleva caducado cuatro años y Lage Tuñas es incapaz de licitar un nuevo servicio, que permita resolver las numerosas carencias en la gestión de la basura.
Los pinchazos continuos de ruedas de camiones de basura obstaculizando otros servicios, como el transporte público o la propia prestación del servicio de recogida, era práctica cotidiana, llegando incluso a abandonar uno en plena Plaza de María Pita como recuerda la hemeroteca en imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de la zona; prendieron fuego a contenedores de basura llegando a calcinar por completo dos camiones, uno en el Paseo Marítimo, poco antes de la vieja cárcel, y otro en Feáns, todo ello amparados en la cobertura que proporciona la noche, el conocimiento de los trayectos del servicio y el anonimato de capuchas y pañuelos.
Sobra señalar que toda esta actividad vandálica puso en peligro a automóviles, viviendas y ciudadanos por la proximidad de las llamas (sobre todo de las procedentes de contenedores).
Por aquel entonces la alcaldesa Inés Rey, cual aguerrida María Pita, salió en defensa de la ciudad diciendo que no iba a tolerar actuaciones de este tipo y que “no le temblaría la mano” en hacer lo que fuera necesario para terminar con esa situación. Pero el intento de emular a la heroína coruñesa, se quedó en eso, en un patético intento: los energúmenos de la STL siguieron su endiablado camino de sumir la ciudad en el caos y la suciedad.
Por si fuera poco, para redondear la faena, los trabajadores de la concesionaria de limpieza viaria (FCC), pertenecientes al mismo sindicato que los del servicio de recogida de basura, decidieron solidarizarse con sus compañeros y sumarse al encubierto conflicto. Es necesario aquí llamar la atención del lector sobre el vicioso y perverso círculo que supone un conflicto como éste: si la basura no se recoge, es imposible que las calles puedan limpiarse adecuadamente, luego el trabajo del servicio de limpieza es estéril. Además, si no se recoge la basura, lógicamente la Planta de Tratamiento de Residuos de Nostián se paraliza por falta de trabajo; y por último, si se prende fuego a los contenedores, es necesario hacer una rápida reposición de los mismos, con lo cual este servicio también se vio comprometido. La tormenta perfecta.
Inés Rey y Lage Tuñas (PSOE) pactaron con Jorquera (BNG) la creación de una comisión de investigación municipal para esclarecer el escándalo de los contratos de limpieza, pero no se ha llevado a cabo.
Según nos cuentan funcionarios, trabajadores de los servicios implicados y hasta personal cercano a la dirección de las empresas, dos fueron los protagonistas en bregar con esta situación, la entonces concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, y el jefe de Seguridad Ciudadana, Carlos Touriñán, que, a la cabeza de un comité de crisis, organizaban operativos, coordinaban servicios con las empresas, realizaban el seguimiento de todas las medidas y tomaban buena nota de las incidencias. De dicha comisión, al parecer, partió la idea de una declaración de emergencia sanitaria que la co-alcaldesa Inés Rey anunció a bombo y platillo, como si hubiese encontrado el bálsamo de Fierabrás de la huelga encubierta.
Pero ¿fue ésta la solución del problema o sólo el comienzo de algo mucho peor?