La disminución de la demanda origina una bajada de los márgenes, a pesar del incremento de unidades vendidas.

El año 2023 se cerró con 950.000 matriculaciones de coches nuevos procedentes de concesionarios, lo que supone un 17% más de unidades vendidas respecto al año 2022. Sin embargo, el 2023 presentó una bajada de rentabilidad por unidad vendida al 1,58% frente al 2,24% del 2022. De estos datos se extrae que, a pesar del incremento en el precio medio de los utilitarios, la red de comercialización de todas las marcas está erosionando su margen puesto que lo tienen que bajar debido a la disminución de la demanda. 

Las cuentas del 20% de los concesionarios (independientemente de la marca) arrojan pérdidas, lo que da a pensar el estado general del sector. Cada vez se venden menos coches comparados con hace 5 o 10 años. Los servicios posventa oficiales está experimentando subidas en el precio de sus servicios por lo que, una vez la garantía del coche nuevo se agosta, el cliente prefiere comparar precios con otros talleres más competitivos. Los precios de los coches suben, los precios de la posventa suben y el poder adquisitivo de la población española cada vez puede asumir menos estas subidas de precios. 

Los precios de los coches y de la posventa suben y el poder adquisitivo de la población española disminuye, lo que provoca un constante envejecimiento del parque de automóviles.

 Con este panorama, el parque automovilístico nacional no para de envejecer por varias razones. La primera y más evidente es por el precio de los nuevos utilitarios: hace 20 años era común poder comprar coches nuevos por 15.000€, pero en la actualidad, como mínimo se ha incrementado hasta 25.000€ el precio medio de los utilitarios nuevos. A ese precio hay que sumar los seguros, carburantes, recambios y revisiones. En consecuencia, cada vez es más difícil adquirir un coche, ya que se está convirtiendo en un artículo de lujo.

El coche es el artículo que más ingresos fiscales aporta al Estado.

Que el coche se convierta en un artículo de lujo es una mala noticias para la población, la industria automotriz y para las cuentas del Estado. Para la población debido a que tener un coche significa la libertad de no depender de terceros para elegir un camino. Para la industria, la directa y la indirecta, porque la reducción de márgenes y de ventas significa destrucción de puestos de trabajo. Y para el Estado porque el coche es el artículo que más ingresos fiscales aporta al erario: Impuesto sobre el Valor Añadido, Impuesto de matriculación, Impuesto sobre vehículos de tracción mecánica, Impuesto sobre las primas de seguro, Impuesto sobre hidrocarburos e Inspección técnica de vehículos. Al que hay que sumar multas, parquímetros y licencias municipales (Vados) para aparcar. 

La consecuencia lógica de la disminución de renta disponible de la población es posponer las decisiones de inversión. Y, junto con la vivienda, el coche es la principal decisión de inversión de una familia. El envejecimiento del parque automovilístico español responde al ya comentado aumento del precio medio de los utilitarios, la bajada en la renta disponible de las familias, así como la percepción de la bajada de calidad del producto ofrecido por las marcas automovilísticas. Podemos encontrar muchos casos de coches de hace 40 o 50 años con cuentakilómetros que superan holgadamente el medio millón de kilómetros. Cuesta encontrar ahora algún utilitario que pueda durar tanto sin que tenga algún tipo de problema. A mayor complejidad de los coches, mayor probabilidad de que se estropee algo. 

Los coches son más caros y duran menos, las familias tienen menos dinero y el importe de mantenimientos y arreglos son muy elevados, lo que provoca el envejecimiento del parque de automóviles e incide en el empeoramiento de la seguridad vial.

Por otro lado, la nueva normativa europea legitima el derecho a la reparación. Y con los nuevos vehículos es un problema, pues hay que enchufarlos a un software que normalmente solo talleres especializados lo tienen. Dicho de otra manera, si arreglas un problema mecánico del motor y no actualizas el Software, el coche no arranca. Mucha parafernalia para ir desde el punto A al punto B y mucho motor para ir a 120km/h por las autovías con la Dirección General de Tráfico (DGT) agazapada para darle un mordisco a nuestro bolsillo. 

Todavía desconocemos las causas por las que Europa se hiere a sí misma. Con la excusa del calentamiento climático, está inundando de regulaciones todas las industrias, mientras abre la puerta a la importación de bienes de otras regiones económicas que no cumplen con esas regulaciones (puesto que en sus países de origen no tienen esas obligaciones). Por lo tanto, no hay una competencia justa en sectores como la alimentación, automovilístico, ingenierías e industria. 

No hay una competencia justa con terceros países en sectores como la alimentación, automovilístico, ingenierías e industria.

La solución no pasa por cerrar las importaciones de terceros países, sino por hacer que las importaciones cumplan estrictamente con los controles europeos o eliminar los controles europeos, para que Europa pueda competir en igualdad de condiciones contra otros países. Desde Europa se trata de alejar la polución a un país en vías de desarrollo, lo que no tiene mucho sentido porque está contaminando igual el planeta en el que vives. 

Pero volviendo a la industria automotriz en España en particular, se puede incentivar el uso del coche para la población únicamente con la reducción de impuestos directos e indirectos. Y una vez más volvemos a la pregunta de siempre ¿y por qué no se hace? Pues porque con ese dinero hay muchos chiringuitos que mantener.