Hace unos días, un lector reflexionaba sobre las inundaciones que se producen en A Coruña cuando hay un fuerte chaparrón y me abrió los ojos. Es cierto, nuestros políticos se han empeñado en cubrir de piedra, asfalto y hormigón la superficie de la ciudad. Eso queda muy bonito, pero el problema es que cuando hay lluvia fuerte se convierten las calles en una piscina, los bajos se inundan y los peatones tienen enormes problemas para caminar.
Una imagen vale más que mil palabras. Vean el vídeo de lo que paso hace dos dias en Riego de agua. Me uno a la petición de que la alcaldesa le encargue un estudio a la Escuela de Caminos para poner soluciones. Ya está tardando.