Durante esta pandemia desde diferentes sectores nos han contado mientiras, bulos, fake news …
Bebe alcohol, come ajo, la vitamina C evita contagios, si contienes la respiración durante más de diez segundos significa que no tienes el virus, el COVID se transmite a través de las picaduras de mosquitos e incluso llegamos a escuchar que hacer gárgaras con agua tibia, sal o vinagre prevenía frente a la infección…y así podríamos estar días y días enumerando falsos remedios que se propagaron casi a la misma velocidad que el virus generando desinformación y desconfianza.
Soluciones caseras inútiles e incluso en ocasiones peligrosas.
Por cierto, si echas zumo de naranja o coca cola a un test de antígenos, a pesar de lo que digan las redes, no, no da positivo.
Los bulos y las falsas noticias generaron, a lo largo de la pandemia, un importante número de consultas dentro de una sanidad ya colapsada. Llegamos a escuchar, incluso, que con la vacuna nos implantaban un chip.
Lamentablemente las mentiras y los bulos llegaban por parte de, muchos políticos, a la misma velocidad que aparecían las nuevas olas del COVID-19.
Recordemos cuando Pedro Sánchez compró test rápidos “homologados y fiables” que tuvieron que ser devueltos por su baja sensibilidad.
Pedro Duque, reconoció que el Gobierno era conocedor de la gravedad de la situación desde enero. Datos que corroboró el propio Ministro de Interior.
El Gobierno se negó a aportar cifras referentes a las muertes en las residencias de ancianos y jugó al despiste asegurando que los daría “cuando fuesen necesarios”.
Fue el propio Gobierno quien quiso hacernos creer que nuestro número de muertos se debía al “envejecimiento de la población”, otra gran mentira.
El Consejo General de Enfermería de España presentó, incluso, una querella contra Pedro Sánchez, Fernando Simón y Salvador Illa por dejar desprotegidos a los sanitarios.
Recordemos cuando los niños pudieron, por fin, salir a la calle, pero como no podía ser de otra manera con unos requisitos llenos de incongruencias “un progenitor, una hora, un kilómetro” por supuesto sin nadie que controlase aquello.
No olvidemos también cuando Marlaska obligó a la Guardia Civil a blindar la “casa” de Pablo Iglesias. O cuando el Gobierno permitió la llegada de Alemanes a España y prohibió el movimiento entre comunidades.
A pesar de que tuvimos el confinamiento más largo del universo, Sánchez mantuvo que “limitó en un tiempo récord la propagación del virus”.
Y así podríamos estar hasta el infinito, ya que sin duda, hemos y seguimos estando ante la pandemia de las mentiras, las insinuaciones y falsedades”.
Pero si algo bueno podemos destacar de esta crisis sanitaria, es que sirvió para dar visibilidad a muchas profesiones invisibles, profesionales que cumplieron, que dejaron a un lado el miedo al contagio: taxistas, cajeros de supermercado, farmacéuticos, riders, enfermeros…que, a pesar de los miedos, salieron cada día por y para nosotros.
Al fin y al cabo, ellos son los héroes anónimos del COVID-19.
Esta saga “Pandemias, mentiras, bulos y fake news” empezó en el siguiente enlace: La pandemia de las mentiras, los bulos y las fake news (I)