Aún recuerdo cuando los periódicos gallegos se hacían eco de que había llegado A Coruña el paciente cero de COVID; automáticamente mande un mensaje, en tono jocoso, al grupo familiar de whatsapp con un, “pues ya lo tenemos aquí”.
Ingenua de mi no me imaginaba, ni por asomo, la que se nos venía encima.
¿Y cómo hacerlo? si dos semanas antes Lorenzo Milá afirmaba muy seguro; “parece que se extiende más el alarmismo que los datos”. Desde Telecinco consideraban “el coronavirus como una exageración increíble y de un histerismo galopante” y para más inri el Coordinador de Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, aseguró sin pelos en la lengua “que España no tendría como mucho más allá de uno o dos casos”. Así que, ¿quiénes éramos el resto de los mortales para sembrar el alarmismo?
Llegó el día 13 de marzo y en un abrir y cerrar de ojos se hizo el caos, comenzó el miedo, la desinformación, los rumores y los bulos sobre el COVID, esos con los que llevamos conviviendo casi dos años.
Por vivir, hemos vivido hasta dos Estados de Alarma inconstitucionales ¡Que manda narices!
Fue a partir de ese día, cuando la alarma social, generada por las noticias falsas difundidas a través de redes sociales, grupos de whatsapp y algunos medios de información convirtieron la crisis del COVID en una doble pandemia: la generada por el COVID 19 y por las llamadas fake news, que en muchos casos provocaron alarmismo y un miedo colectivo difícil de controlar.
Incluso se llego a decir que la pandemia estaba planeada y la PCR patentada.
Pero como decía aquella canción de nuestra infancia “por el mar corren las liebres”.
Esta saga “Pandemias, mentiras, bulos y fake news” continua en el siguiente enlace: La pandemia de las mentiras, los bulos y las fake news (II)