De vuelta en nuestras butacas, se apagan las luces del teatro y unos grandes focos dirigen sus haces de luces hacia lo que parece ser una esfinge de Guiza en el centro del escenario, a lo lejos siguen apareciendo imponentes las tres famosas pirámides empequeñeciendo más si cabe a la ya de por sí minúscula figura. Y nótese que decimos parece ser puesto que la auténtica esfinge, la Gran Esfinge del Valle de los Reyes, esa a quienes los egipcios apodaban “padre del terror” y cuya altura rebasa los veinte metros, nada tiene que ver con la insignificante estructura que se le asemeja plantada en el escenario, y que lejos de tener la expresión de autoridad y serenidad de la original, su semblante es la viva imagen de quien le acaban de quitar el taxi delante de sus narices, con prisa, en hora punta y lloviendo, de hecho se diría que hasta habría que tirar de binoculares para observarla si no fuera por el inmenso foco que se esfuerza en darle luz.
Pero no nos llamemos a engaño esta aparente pequeñez de la esfinge y su colérica expresión alberga bajo su estructura nada menos que a todo un férreo staff que aguanta a diario las idas y venidas políticas, anímicas y personales de la co-alcaldesa y que, como no podía ser de otro manera, le ha colocado hábilmente el co-alcalde Lage Tuñas para estar informado en todo momento de las veleidades de la titular de la Alcaldía, no vaya a ser que se le ocurra pensar o hacer algo por ella misma que pueda comprometer las magnas edificaciones piramidales, enviando al traste toda la ópera de este faraónico imperio.
Así al frente de la jefatura de Servicio de Alcaldía, y dando un definitivo y meteórico salto a la fama, encontramos a Sara Ares que de ser persona contratada para un programa del área del co-alcalde se convirtió, hace poco más de un año, en funcionaria A1 nivel 22 por obra y gracia de una rocambolesca oposición llegando en estos momentos ya al nivel 28; no seré yo, líbreme Dios y la señora ministra Irene Montero, que por mi condición masculina vaya a pecar de machismo pero es probable que la proximidad ideológica y afectiva hayan tenido algo que ver en la designación de tan alta encomienda -nos informan que el co-alcalde y ella se conocieron en las Juventudes Socialistas donde el llegó a ser máximo dirigente y se convirtieron en pareja-; goza además la señora Ares de la afortunada peculiaridad física de ser menuda y seria, lo que no desentona para nada con la “esfinge”.
Pero por si por algún motivo la cólera y la volubilidad de la co-alcaldesa fuese de tal magnitud que la visir Ares no pudiese con ella, entra en escena otra visir más: la jefa de Gabinete con rango de alta directiva, Emma Cid, quien ya la acompañó en el pasado mandato, para desgracia de la transparencia informativa municipal, como responsable de comunicación y que pugnó duramente con el señor Castro, hoy concejal de Cultura, por ser más influyente en el entorno de Inés Rey-ná; fue fiel escudera de la titular de Alcaldía, a quien también acompasa en estatura, acompañándola no sólo en actos oficiales sino en algunos otros más lúdicos y de triste y vergonzante recuerdo como el acontecido en el Carnaval de la Torre. Sobra decir que la visir Cid a quien rinde pleitesía, parezca lo que parezca, es al de Outes.
Pero la aparición más sorprendente en este acto operístico la ha protagonizado el ya coordinador general de Alcaldía, Antonio Alfeirán; este visir pasó de ser un mando de la Policía Local, a Comisionado de Movilidad, posteriormente Director de Movilidad e Infraestructuras, finalizando ahora su periplo en Alcaldía, puesto este que requiere de grandes conocimientos jurídicos como así lo atestiguaron sus dos últimos titulares: Juan Carlos Martínez Muñíz y Santiago Roura. Por si acaso las cuestiones jurídicas y legales hiciesen algo de aguas por este lado, se han asegurado de poner al frente de la Dirección de la Asesoría Jurídica a José Abelardo Blanco Serrano letrado procedente del Consello Consultivo que, cuando entre en materia nada nos extrañará que decidiese seguir los pasos de la jueza Gabriela Gómez Díaz titular de dicho cargo en el período 2019-23 y que, si bien no fue cesada en ningún momento a pesar de haberlo solicitado reiteradamente, su larga y continuada baja atestigua lo incómodo del puesto y las posibles y cuestionables exigencias a las que fue sometida.
En el círculo más íntimo de la co-alcaldesa se mueven dos personajes sin rango de visir, pero que sin duda alguna viven con gran intensidad las aventuras políticas, emocionales y personales de la titular de Alcaldía, nos referimos al fotógrafo y a la asesora de protocolo. El responsable de las instantáneas de la “esfinge” cuya sombra es alargada, por físico y proximidad, no empaña para nada su labor de buscar siempre la mejor sonrisa de la regidora -cosa harto difícil para el común de los mortales-, su lado más atractivo, su mirada más cómplice y cualquier pose que la haga sentir como la Rey-ná de la ópera; en suma, lograr “maquillar” con su profesional, atento, cómplice y afectuoso objetivo todo aquello que los demás somos incapaces de ver por mucho que escudriñemos el rostro tenso, indiferente, mutante en décimas de segundos y hasta gélido de la co-alcaldesa.
El otro personaje de ese círculo próximo es la asesora de protocolo, mujer jovial y siempre dispuesta a que a la “esfinge” no le falte una silla, un paraguas, sostenerle el bolso o pasarle el discurso; pero lo mismo cumple esa labor que también la acompaña en el disfrute nocturno de otras lides más festivas, ruidosas y despendoladas. Nos informan nuestras fuentes que de estos “eventos lúdicos” existen filmaciones que han captado momentos estelares, pero al no obrar en nuestro poder, bastará pues con dar rienda suelta a la individual imaginación de cada uno.
Toda gran obra literaria o musical suele contar con algún que otro avieso personaje para darle más intensidad e interés a la trama, en este caso el que reúne por carácter, encomienda y apariencia las mejores condiciones para tal papel no es otro que el periodista E. Eiroa, que cada mañana llega subido en su moto al “establo” particular de María Pita para indicarle a la “esfinge” a quién y que cosas se pueden decir o que se puede contar de todo aquello que pretenden que creamos que están haciendo por el bien de nuestra sufridora ciudad cuando salga publicado en el medio de turno previa generosa contribución del señor de los dineros, el co-alcalde Lage Tuñas que es para el que, por supuesto, también trabaja el enjuto periodista.
Aunque pudiera parecer que un puesto como eventual de prensa es un cargo de tercera categoría, si esta persona es la ahijada del co-alcalde Lage e hija del alcalde socialista de Ames, y se le acaba de hacer un hueco en ese extraño proyecto de RPT -Relación de Puestos de Trabajo del Ayuntamiento, donde figuran los puestos a cubrir por funcionarios-, pues la cosa cambia bastante. Habrá caído en la cuenta el inteligente lector de que el foráneo de Outes se está empeñando con ahínco y dedicación en dejarles la vida solucionada a amigos y familiares, algo que por otra parte en Derecho Penal goza de una tipificación específica. Pero bueno, ya sabemos lo que ocurre con la vulneración de la legalidad por parte de algún responsable del Gobierno Municipal y la ausencia de reacción de la Fiscalía.
Finaliza aquí este segundo acto de la “ópera” no sin antes adelantarle a nuestros lectores que en la próxima apertura de telón asistiremos al tercer acto y desenlace, en el que acabaremos de conocer algo más de cerca a aquellos que deberían haber llegado a donde están no sólo por los principios de igualdad, mérito y capacidad, sino también de confianza y compromiso, pero no con quienes los nombraron, sino hacia aquellos a quienes deben servir y a la postre pagamos sus suculentas nóminas: los coruñeses.
Desgraciadamente a estas alturas de la trama “operística” los principios legales y éticos nos resultan prácticamente inapreciables en esta desgraciada pantomima.
Pueden leer aquí el I Acto que ilustrabamos así: