Podría pensar el lector que la megaestructura (dis)funcional que sostiene el edificio municipal ya había sido, por su tamaño, detallada en los actos l y ll de esta ópera; pues nada más lejos, toca ahora, en este último y esclarecedor acto, poner punto final dejando que todos los actores disfruten de su minuto de gloria sobre el escenario. He de confesar que, al más puro estilo patrio, estuve tentado de introducir sainetes en los entreactos para dar cabida a tanto “atrezzo” entendiendo que quizás elevar a papeles secundarios a quienes no merecen más que el de comparsas fuese un tanto excesivo; pero es que todo en esta pantomima es tan retorcido, innecesario y excesivo que por qué no darles un minuto de efímera gloria a quienes en el fondo no representan sino la más miserable cara del ser humano: la de aquellos que cambian ética por puestos, mercadeando con su responsabilidad a cambio del goloso salario a fin de mes. Ya señalaba Plutarco que “la bebida apaga la sed, la comida satisface el hambre, pero el oro no apaga jamás la codicia”.
En el acto ll algunos de los visires saltaron por deméritos propios al escenario bajo la sombra de las grandes pirámides y la pírrica esfinge; sin embargo algunos otros visires quedaban por salir aún a escena, aunque como ya dije no ostenten el rango de los anteriores. Empecemos pues por un superviviente nato, que se conserva cual momia bien embalsamada, gobierno tras gobierno, independientemente de quien esté al mando, y que de ser ya un destacado jefe de servicio de Infraestructuras ha subido el importante peldaño de director de Área de Movilidad e Infraestructuras: el solícito y a la vez déspota Fernando Martínez, que se ha convertido para el desGobierno de los co-alcaldes en una pieza eficaz capaz de ejecutar las más absurdas ocurrencias con servil diligencia (véase sino el suelo de la calle Alcalde Marchesi o el penoso recuerdo al río Monelos en la calle del mismo nombre).
De la recién estrenada directora de Área de Urbanismo, Gloria de la Montaña Alcántara-García, poco sabemos excepto que se la ha importado de Oleiros, donde fue asesora urbanística municipal y que saltó a los medios como investigada por la Fiscalía en el derribo de la Casa Carnicero; esta letrada, que optó a presidir la Real Sociedad Hípica Coruñesa con poca fortuna, tendrá la encomienda de vigilar de cerca al concejal, sorprendentemente defenestrado y enmudecido ahora -él que tanta locuacidad y desparpajo lucía en las redes- Francisco Dinís García, para que no se le ocurra dar una licencia o un proyecto sin la previa aprobación del co-alcalde Lage Tuñas que como hemos podido saber por otro medio digital sobre inmuebles posee grandes conocimientos.
De difícil pronunciación es el nombre de la responsable de la dirección de Área de Cultura, Bettina Kohlhaas; de carácter amable y eficiente trabajadora no es una persona desconocida dentro de la maquinaria del Ayuntamiento puesto que lleva trabajando en él desde el 2007 en que entró a dirigir el Fórum, pasando en el 2018 a la dirección del Teatro Colón y finalmente a la dirección de Área de Cultura. Sin duda alguna una de las excepciones en carácter y eficiencia con respecto a sus coprotagonistas de ópera.
Otra excepción por profesionalidad y buen carácter la protagoniza el director de Área de Seguridad Ciudadana, Carlos G. Touriñán; los años que lleva al frente de la seguridad de los coruñeses con escasos medios pero con grandes reconocimientos por parte de diferentes estamentos técnicos, políticos y sociales, atestiguan su buen hacer y le han convertido en un fichaje estable e imprescindible por parte de todos los Gobiernos municipales.
Del vecino ayuntamiento de Oleiros también llegó Luis Vázquez; el ahora director de Área de Medio Ambiente fue varias veces candidato socialista a la alcaldía de Gelo y sobra decir que con unos paupérrimos resultados. Este fichaje del co-alcalde Lage comenzó su período de prueba en el pasado mandato bajo su supervisión directa, encargándole poner orden en Interior, cosa que no debió cumplir satisfactoriamente a tenor del castigo que se le acaba de imponer con este nuevo nombramiento; porque si hay un papelón donde cualquiera no quisiera ser el “prota” es éste pues le otorga todos los números para caerse en el foso, desaparecer por algún escotillón (trampilla) o salir sencillamente abucheado por público y crítica. Pero, pero -sí, hay un pero- cuando la razón última de tal nombramiento se encuentra en que precisamente el director de esta Área no tenga diálogos ni se le vea en escena porque el jefe así lo exige, entonces el señor Vázquez cumplirá fielmente el papel, y pondrá todo el empeño en que esto sea a satisfacción del co-alcalde, y a ello contribuirá, estamos seguros, el hecho de que recientemente su hija haya pasado a engrosar la lista de nuevos funcionarios del Ayuntamiento.
Dos novedades llegan al escenario de la mano del superconcejal de la noche y el festejo, y desde su cúspide piramidal, Gonzalo Castro ha “fichado” -utilizamos este verbo precisamente por la procedencia futbolística de los agraciados- al director de Área de Turismo, Ignacio Martínez Dopico, antiguo director comercial del Deportivo y procedente del mundo de la Banca, como vemos todo ello muy ligado a la promoción turística; no llegamos a imaginar la cara que se le debió quedar a Don Moisés Jorge Naranjo, él sí Máster del Universo en esto del Turismo, cuando se enteró de quién era el recién llegado a su corral. Pero quizás donde este fichaje pueda aportar algo es en turismo gastronómico, su participación en la gestión del famoso restaurante Samaná -del también famoso empresario Manuel Cernadas- es de todos conocida; quizás haya sido precisamente ese restaurante, del que tan asidua es la élite del Gobierno Municipal, el foro de encuentro y captación del señor Martínez, porque ya se sabe: los amigos de mis amigos…y para sólida amistad la del tándem Cernadas-Castro.
De ese mismo entorno -deportivista y originario de Ordes, cuna del superconcejal Castro y su visir de confianza, Eva Blanco- surge la otra novedad para dirigir el Área de Deportes, Daniel Regos Vilares; este ingeniero en informática de sistemas seguramente no tenga ni idea de hockey o halterofilia pero en darle patadas al cuero y a todo lo que rodea el mundo del balompié parece poseer sobrada experiencia. El mundo de la política y sus entresijos no le es tampoco ajeno a este joven gestor puesto que es hijo del que fuera alcalde de Ordes, Manuel Regos, hombre de inquietudes políticas muy cambiantes desde su paso por Coalición Progresista Galega, PP a finalmente crear su propio partido UxO (Unión por Ordes).
A vuelo de pájaro no es difícil caer en la cuenta de los fuertes vínculos que unen al superconcejal de Cultura y Deportes con su terruño de origen y sus amiguetes: la súpercoordinadora Eva Blanco, el director de Área de Deportes, un asesor en Cultura, sus buenos amigos Cernadas y Dopico para comidas de negocios, y seguramente otras personas y asuntillos que desconocemos.
Entre bambalinas aguarda su destino entre impertérrito y sorprendido el otrora director de Área de Empleo, Educación y Comercio, Emilio Lesta; figura harto conocida entre los funcionarios de la casa, parece que en esta opereta le han dejado sin papel, quizás su leal servicio en el pasado mandato a dos exconcejales -Eva Acón y Chero Celemín- y media concejala mudita -Diana Cabanas- le hayan pasado factura.
Y así, entre algún gorgorito, gallo y muchos silencios está transcurriendo esta ópera palaciega que sonrojaría al ciudadano más profano en la lírica política porque más que parecerse a una faraónica obra su estructura y argumento nos recuerdan a un sainete con tufillo de estafa a los coruñeses, una vergonzosa y retorcida estafa piramidal.
Sé que se preguntarán ustedes por el “canto de la gorda” -frase grosera y vulgar, propia de alguien como el co-alcalde Lage Tuñas- con la que suele anunciarse el fin de algo; lejos de ello me gustaría invitarles a que, en un ejercicio imaginativo propio de Cervantes, ustedes reconvierten esa posible imagen oronda y femenina, en la de una Señora vestida de túnica blanca, con opaca venda sobre sus ojos, blandiendo su espada en una mano cual aguerrida María Pita, y en la otra portando una balanza; imagínense ahora que decidiese hacer una solemne, ejemplarizante e “higiénica” aparición en escena para poner los excesos de este abyecto y despótico Gobierno Municipal bajo la férrea pisada de su sandalia, y entonces sí, entonces podríamos dar a esta opereta el antológico fin que merece, el triunfo de la verdad, la transparencia y la justicia porque habría cantado esa deseada e imprescindible “gorda”.
Recordemos los dos primeros actos:
Acto I El Gobierno municipal ¿ópera, opereta u ópera buffa?
Acto II La Ópera u opereta Municipal: la esfinge y los visires