Poca gente se acuerda, pero Vox comenzó siendo un partido típicamente liberal-conservador que pretendía aglutinar el voto de los ciudadanos tradicionalmente de derechas. Me explico. Su fundador fue Alejo Vidal-Quadras y en su fundación estaban presentes ideas como la reducción del gasto estatal, la limitación del aborto, la implantación de la mochila austriaca en las pensiones y otras cuestiones asociadas al conservadurismo liberal.
Una derecha moderna que surgía como respuesta a un Gobierno de Rajoy que había subido los impuestos, rescatado a las cajas de ahorro, se había olvidado del aborto y de la ley de memoria histórica… Es decir, el partido era la expresión del votante del PP decepcionado que quería seguir manteniendo los principios que los populares tenían a principios de siglo. Una especie de remezcla del ideario de Aznar pero con algún que otro atrevimiento como la supresión de las autonomías (cuestión que respondía a cierta demanda entre el electorado pero que se sabía que era un brindis al sol).
Por ello, Vox en sus inicios no era más que una línea de la derecha renovada que era perfectamente compatible con sectores que seguían en el PP. Pensamos en Mayor Oreja, Esperanza Aguirre, María San Gil… Una línea que defendía valores de convivencia conservadores y una economía abierta que cree oportunidades para los españoles y ponga a España en un lugar de referencia para invertir, innovar, investigar y emprender.
Con el tiempo, varios miembros de Vox siguieron defendiendo esos principios típicamente derechistas. Estoy pensando en Rubén Manso, Francisco Contreras y, cómo no, Espinosa de los Monteros. Ninguno de ellos se mantiene en la primera línea del partido en la actualidad.
¿Saben qué significa Vox? Es evidente. Vox significa voz. El nombre lo pusieron porque había muchos españoles que no tenían voz en el Congreso. De hecho, uno de los primeros eslóganes era ese: “Tu voz en el Congreso”. Vox venía a representar una línea alternativa dentro de la derecha. Una forma de pensar que rechazaba la socialdemocracia, el asistencialismo, el enfrentamiento entre españoles por cuestiones de hace 90 años… Algo que también existía dentro del PP. Es decir, el partido verde simplemente era una expresión de un sector que seguía dentro del Partido Popular, que se sentía huérfano en la sociedad y que en otros países había logrado alcanzar poder e incluso transformarlos. Una ola que algunos atribuyen a Thatcher y Reagan, pero que en España se daba de una forma particular pues respondía a una serie de ideas características del pensamiento patrio. En definitiva, patriotismo (a veces demasiado exacerbado), bajos impuestos, Estado reducido, reestructuración de lo público y defensa de la herencia cristiana de España (con todo lo que eso conlleva).
Nada de esto es extremista (aunque algunos exagerados así lo vean), sino el estado natural de la derecha española desde Cánovas, cuando los carlistas fueron relegados y los liberales y conservadores emprendieron un proyecto común.
Tras todo ello, el PP se ha olvidado de su lado conservador y, en la práctica, muchas veces también de su lado liberal convirtiéndose en una especie de partido socialdemócrata a la alemana. Vox, por su parte, ha sentenciado a los normales (normal en el sentido de que, como he dicho, son sectores que defienden el estado natural de la derecha española) y se ha quedado con figuras públicas que les impide recuperar la imagen primigenia que tenían de partido de gestión, occidental, abierto y con un proyecto serio para España.
Espinosa era uno de los pocos individuos que quedaban con una imagen sobria, de experiencia, de conocimiento del sector privado… Un político que no era profesional de la política. Un hombre que sabe lo que hay que hacer para que España se convierta en un referente tomando como ejemplo a las naciones que sí han conseguido poner en práctica estas cosas. Si Vox no sabe gestionar su marcha, puede que la derecha natural española vuelva a verse sin representación y tenga que regresar a las asociaciones locales (como algunos hicimos en antaño) a esperar y reclamar que exista una oportunidad que sí de voz en el Congreso a los que quieren una España con un futuro que sea compatible con el pasado.