Otro caso más de manipulación y maquillaje de estadísticas en la administración española.

Hace unos días saltaba a la opinión pública la nota de prensa del Banco de España que anunciaba como la ratio de deuda pública se había reducido en 4 puntos porcentuales, hasta el 107,7%. Mientras tanto, periódicos afines al gobierno, nos daban el titular fácil de que la deuda pública se había reducido gracias al Gobierno central. 

Este artículo tiene la finalidad de demostrar qué esto no es así y que se trata de otro ejemplo más de cómo mentir mediante la manipulación de los números por parte de los gobiernos, ya denunciado en un artículo titulado “La crisis acaba de empezar y te la quieren ocultar”.

El motivo principal para negar que la deuda pública no ha bajado es ser conocedor del lenguaje y la terminología propia, ya que cuando se habla de una reducción en la deuda pública, el lector promedio, tiende a pensar que, por ejemplo, si antes se debían 100 euros, ahora se deben 96, habiendo bajado esa deuda fruto de una amortización del principal. 

España lleva mucho tiempo “en bucle” emitiendo deuda para pagar la deuda anterior y los intereses.

La realidad de los Estados es que nunca amortizan su principal, sino que realizan algo llamado “rolleo” de la deuda. Es decir, España emite deuda y en el futuro vuelve a endeudarse para poder devolver su anterior deuda unido a los intereses, es decir, una refinanciación constante. 

El motivo de que la deuda nunca baje es porque cuando el Estado emite y gasta ese dinero, crea depósitos bancarios. Por tanto, destruiría dinero en la economía; de hecho, en todos los casos en los que Estados han decidido amortizar su deuda, ha tenido una recesión como consecuencia. 

El motivo de por qué la deuda solo aumenta es muy sencillo. El Estado primero se endeuda, luego gasta y posteriormente recauda impuestos, por tanto, lo que financia al Estado es la deuda y no lo impuestos. El problema se produce cuando la cantidad prestada es mayor que la recaudada; ahí se produciría un déficit presupuestario. Esa cantidad de déficit se le sumaría a la deuda total, lo que contribuiría al aumento cada vez mayor de la deuda.

Gráfico. Evolución de la deuda en España

A continuación, podemos ver la cantidad de deuda a nivel nominal. En lenguaje sencillo, los euros que debe España a sus acreedores. Si nos fijamos, durante buena parte de los años 2000 hasta el estallido la crisis del 2008, vemos cómo la deuda pública de España era de alrededor de 380.000 millones de euros. Entre los países occidentales optaron por emitir grandes cantidades de deuda, mientras aumentaba el gasto público para reactivar la economía, método que se repitió durante la pandemia, de ahí que veamos esos incrementos masivos durante esos lapsos de tiempo. 

No sería muy alarmante un incremento significativo de la deuda si se incrementa la productividad y se controla la ratio de endeudamiento.

Estos aumentos tan exponenciales, pueden verse muy alarmantes, pero la realidad es que siempre y cuando la productividad aumente al mismo tiempo, no habría de qué preocuparse, y vigilando además que la ratio de endeudamiento, es decir deuda sobre el PIB, qué es a lo que hacía referencia el Banco de España, no aumente también de forma muy significativa.

La gente tiende a pensar que la deuda es mala, pero el pasivo de alguien es el activo de otro. Si el Estado emite deuda para construir infraestructuras que logran reducir el tiempo entre un punto y otro, además, que generan empleo, y que mueven la economía debido a que los trabajadores gastan su dinero en otros negocios del sector privado, que utilizarán ese ingreso para gastar y/o invertir, esto generará crecimiento económico. 

Y es que, si la productividad no acompaña, lo que se genera es inflación, al haber cada vez más dinero en circulación para comprar la misma cantidad de bienes, lo que provoca que los bienes se encarezcan. Es muy preocupante que la productividad haya perdido la trayectoria que tenía respecto a la deuda pública durante los últimos 30 años. 

Gráfico. Evolución de la deuda pública en comparación con el PIB

Ahora nos vamos a fijar en la deuda pública sobre el PIB. Veíamos antes como en la década de los años 2000, la deuda pública en términos nominales no aumentaba; sin embargo, aquí observamos cómo sobre el PIB disminuye y esto es debido a que, mientras la deuda se mantenía estable, el PIB crecía. A partir del 2008, la ratio endeudamiento es cada vez mayor, lo que evidencia un aumento, a mayor ritmo, de crecimiento de la deuda que del incremento del Producto Interior Bruto. 

La bajada que se ha producido en los últimos años ha sido causada porque el Gobierno español ha podido financiarse a tipos cercanos a cero, incluso negativos, transfiriendo ese dinero al sector privado a través del gasto público. Además, se produjo un episodio inflacionario y el PIB nominalmente aumento más que la deuda; es decir, al mismo ritmo que el IPC.

España ha alcanzado una deuda de 1,574 billones de euros y está muy cerca de alcanzar su máximo histórico, con un aumento de 366.000 millones desde que Pedro Sánchez gobierna en España.

Al mismo tiempo, la deuda nominal ha crecido, concretamente en 71.878 millones de euros en 2023, lo que supone un 4,8% de incremento interanual, superando los 1,574 billones de euros, cerca del máximo histórico de 1,577 billones de euros. Es significativo que la deuda de España haya crecido en 366.000 millones de euros, un 30% más, desde que Pedro Sánchez asumió la Presidencia del Gobierno.

Para finalizar, vemos como la deuda pública solo puede aumentar por el funcionamiento del sistema económico y monetario actual. El incremento de la deuda es fruto de la suma de los déficits a lo largo del tiempo. Por ello, la deuda española va camino de los 2 billones, después a los 5, posteriormente 10, y en algún futuro quizás 100 billones. Siempre y cuando el PIB aumente a un ritmo superior o igual no habría demasiados problemas. En caso de no ser así, estaríamos en una situación similar a la de Japón, con una deuda sobre el PIB cercana al 265%. Por ello, la afirmación correcta no sería decir que la deuda alcanza un nuevo máximo histórico, sino un nuevo suelo, porque nunca la vamos a ver por debajo de ese nivel de nuevo.