Ayer por la tarde ha sido un día complicado para los coruñeses tal y como se puede comprobar en el vídeo que acompaña a esta opinión. Se produjo un fuerte chaparrón en poco tiempo y las zonas llanas de la ciudad, como La Palloza, se convirtieron en una piscina olímpica para desesperación de cientos de conductores y peatones.
Preguntaba ayer un vecino si no era posible tomar medidas para evitar este caos y la respuesta es un rotundo si. En A Coruña llueve una media de 155 días al año y, por tanto, hay que tomarse en serio este tema. Si hubiese algo de responsabilidad en nuestro ayuntamiento, pedirían consejo a la magnífica Escuela de Caminos que tenemos en nuestro campus universitario.
A lo mejor le explicaban a la alcaldesa que hay que hacer un estudio de absorción del agua en las calles y dejar de empeñarse en asfaltar y hormigonar toda la ciudad, porque los registros de las alcantarillas no son capaces de absorber tanta agua en tan poco tiempo. Tocan diseñar zonas permeables con zonas verdes que permitan absorber el agua de lluvia y redistribuirla en el subsuelo.
También podrían estudiar los ingenieros de la Escuela de Caminos si es posible instalar algún tanque de tormenta en alguna de las zonas llanas de la ciudad para que puedan albergar esos aluviones de agua de lluvia y después soltarla poco a poco hacia el mar.
O incluso podrían los ingenieros contarle a la alcaldesa por que hay que desdoblar la red de saneamiento de aguas residuales y la red de recogida de aguas pluviales. La EDAR de Bens trata cada año 50 millones de metros cúbicos, de los que la mitad provienen del agua de lluvia que recogen la red de saneamiento de la ciudad. Eso ni es eficiente ni es sostenible y es necesario tomarse en serio este asunto de una vez por todas.
No soy muy optimista porque el nivel de preparación y sentido común de este gobierno municipal es más bien escaso. Por eso nuestra ciudad suspende en tantas cosas.