El título de este artículo pretende reflejar lo evidente además de una premisa mediante la cual construir y aprehender las nefastas consecuencias que el pacto de Bildu, ERC, Podemos y PSOE sobre la vivienda va a tener. Y es que es imposible imaginarse una ley que ignore con más fuerza la voluntad y las necesidades de las partes que componen los contratos que trata de regular. Y más que regular, lo que intenta es controlar, absorber, poseer para hacer a voluntad lo que se quiera. Así están las cosas, el Estado creará un índice arbitrario –siempre por debajo del IPC para que se fastidien bien los propietarios– con el que pretende medir lo que se puede cobrar de alquiler desoyendo completamente las necesidades del mercado inmobiliario, las fluctuaciones de oferta y demanda o la tasa de inflación. Cualquiera diría que lo que quieren es directamente prohibir el alquiler, pero que tratan de moderarse porque hay unas elecciones a la vuelta de la esquina.
Y tras este estrambótico planteamiento se esconde, supuestamente, la búsqueda por un “derecho a la vivienda” que, según parece, va a consistir en que nadie tenga bemoles para alquilar. Y es que la ley presupone que el inquilino y el propietario parten de una situación de desventaja en la que el arrendador es una especie de explotador tratando de enriquecerse a costa de las necesidades de otros. Esto ya lo hemos tratado en otros artículos, pero es obvio que hay situaciones en las que el propietario es una persona que necesita esos ingresos para poder acceder a servicios básicos o pagar la universidad de sus hijos. Quizás esa renta pueda servirle para complementar una paupérrima pensión, quizás está pagando al mes la mitad de la cuota de la hipoteca de esa propiedad para poder dejarle una casa a su hijo… Las posibilidades son infinitas y más en un lugar como España, país en el que buena parte de la superficie está completamente despoblada.
Y no hace falta más que dar una vuelta por la muralla de Lugo y contar las casas deshabitadas, o echar un vistazo a Ferrol, la ciudad española con el alquiler más barato. Pensar que en Madrid existen las mismas condiciones que en toda España es un error absurdo, y eso es lo que significa suponer que el propietario parte siempre de una situación de ventaja en un proceso de negociación. Lo más gracioso de esto es que este “madridcentrismo” viene de parte de Bildu y de ERC, los que deberían de defender, supuestamente, que existen otras realidades que las leyes no tienen en cuenta.
En definitiva, estas medidas populistas afectarán negativamente a aquellos que se vean envueltos en un contrato de alquiler y sólo contentarán a aquellos que disfruten okupando viviendas dado que el acuerdo al que han llegado nuestros políticos dice explícitamente que se retrasarán los desahucios a propósito poniendo trabas burocráticas. Gracias al PSOE sale más barato que nunca no pagar, según parece.
Benjamín Santamaría