¿Es China una alternativa eficiente para el desarrollo africano, frente al Occidente neo imperialista?

Siguiendo el pensamiento del filósofo George Santayana, la historia tiende a repetirse. La propensión humana es volver a cometer acciones que se llevaron a cabo con anterioridad, ya sean encaminadas hacia un mejor rumbo o condenadas a repetir los mismos errores del pasado.

Tras el período de descolonización, que supuso la independencia de las colonias instauradas por las potencias occidentales en todo el mundo, se generó un nuevo sistema imperialista basado en tratados comerciales desfavorables y la expropiación de recursos naturales. Este sistema se ha mantenido prósperamente durante casi un siglo, bajo un manto de falsas esperanzas de ayuda al progreso y cooperación internacional, entre los estados herederos de las antiguas metrópolis y los territorios excoloniales.

Se ha pasado del colonialismo de los países occidentales en África a la voracidad extractiva de las empresas europeas

Empresas europeas han aprovechado el legado de sus antepasados imperialistas para satisfacer sus necesidades y exportar a un bajo coste una gran variedad de recursos naturales como gas, oro, petróleo, uranio, cobalto, etc destacando la extracción de “tierras raras”, fundamentales para la creación de componentes electrónicos, mercado en constante desarrollo en el siglo XXI.

Ahora bien, debido a la expansión de los movimientos panafricanistas, especialmente con el recientemente electo presidente de Senegal, Diomaye Faye, quien aboga por un continente africano independiente y capaz de decidir su futuro mediante sus propios medios y estrategias, el pueblo africano cada vez cree más en una emancipación epistemológica de occidente y en la propuesta de una “vía africana” para el desarrollo.

Existe una expansión de movimientos panafricanistas que abogan por un continente africano independiente y capaz de decidir su futuro mediante sus propios medios y estrategias

Este sentimiento unido a la oleada de golpes armados en áreas como el Sahel, que han dado lugar a la instauración de gobiernos militares que defienden la expulsión de los intereses occidentales en África, ha abierto la puerta a una alternativa a la cooperación al desarrollo con nuevos socios sin pasados imperiales, que como se ha demostrado, parece mucho más eficiente en el corto plazo.

De este modo, aparecen en escena las dos potencias orientales por excelencia, China y Rusia. Ambos estados están llevando a cabo políticas exteriores muy ambiciosas en el continente africano con el objetivo de satisfacer sus propias necesidades en materia de recursos y enclaves estratégicos, a cambio de importantes inversiones. Sin embargo, cada uno lo está realizando de forma diversa. A continuación, pondremos el foco en la planificación de China.

China y Rusia están realizando importantes inversiones en África a cambio de satisfacer sus propias necesidades en materia de recursos y enclaves estratégicos

Con la llegada de Xi Jinping al poder en el 2013, el departamento de asuntos exteriores chino ha desarrollado una ávida estrategia en política exterior, basada en la expansión de su mercado por el globo, mediante la mejora de sus conexiones comerciales con el resto del mundo. Para ello, se elaboró el proyecto conocido como la “Nueva ruta de la Seda”, que cuenta con dos variantes: “Cinturón Económico de la Ruta de la Seda”, la ruta terrestre; y la “Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI”.

Esta estrategia está basada en la mejora de la conectividad a través del desarrollo de infraestructura- puentes, ferrocarriles, carreteras, puertos y aeropuertos-, la integración de un libre mercado financiero y comercial, además del acercamiento cultural entre el pueblo chino y el africano.

Foto. África ve con buenos ojos la estrategia de China porque puede contribuir a su crecimiento a corto plazo

La comunidad africana ve con buenos ojos este acercamiento por parte del gigante asiático ya que puede contribuir enormemente a su crecimiento en el corto plazo. La instauración de un sistema de carreteras, vías férreas y puertos es crucial para el despegue económico del continente, tratándose por tanto la inversión de Pekín en África de una excelente ejecución de su estrategia de política exterior: el WIN/WIN, que aporta ganancias significativas a ambos y que tanto le ha hecho crecer al país desde la llegada de Xi Jinping.

En conclusión, la actividad de China en África es vista por los líderes del continente como una alternativa con mucho potencial a la inversión occidental, cuyos tratados de cooperación no son efectivos en el corto plazo. La estrategia asiática, por el contrario, apoya los planes de la Unión Africana establecidos en el marco de la “Agenda 2063” para el desarrollo del continente y hoy en día ya ha mejorado significativamente su calidad de vida, resaltando la importante inversión realizada en países de África Oriental.