“Entré en un programa de inteligencia artificial y le pedí que me dibujase dos niños debajo de la mesa protegiéndose de una lluvia de limones”, explicó Santy Gutierrez, ilustrador de largo recorrido en diferentes sectores y en especial en los medios de comunicación como La Opinión A Coruña. La pantalla le respondió: “No puedo dibujar situaciones de violencia”. A partir de ahí matizó la petición, pero no consiguió que la IA situase a dos personas debajo de una mesa. Nadie  la había programado para eso. En la sede de Ascega se habló el pasado 21 de septiembre sobre inteligencias artificiales e industrias creativas y hubo conclusiones ambivalentes: por un lado pueden ser un apoyo, por otro jamás reemplazarán el ingenio humano.

Y se deslizó una conclusión importante: “Debe legislarse y defender los derechos de los autores que educan a las inteligencias artificiales”. Así lo dejó claro el cineasta Tomás Conde y así lo asintieron tanto Gutiérrez como el ingeniero y escritor Xavier Alcalá, el otro participante en un coloquio que moderó Manel Cráneo, coordinador de Coruña Gráfica. “La inteligencia artificial no puede ser coautora ni cobrar derechos”, reivindicaron.

“No habrá nada parecido que nos pueda reemplazar a las personas porque tenemos otro tipo de inteligencias a las que las máquinas no llegan”, apuntó Gutiérrez en el inicio de una charla en la que Alcalá desgranó anécdotas y vivencias que le llevan a concluir que estamos ante un “inmenso barullo”. “Estamos ante un mar de conocimientos del que percibimos un milímetro de profundidad”, explicó. Pero la charla derivó hacia la utilidad de la IA para los ilustradores. Tomás Conde explicó cómo la emplea en su día a día y valoró su aportación como fuente de documentación por ejemplo para definir personajes para sus largometrajes. “Sirve como inspiración y encontrar una muestra. Me facilita la labor pero no va a impedir que luego yo vaya a trabajar con un director de arte”, matizó el responsable de Algarabía Animación, acostumbrado a traducir su ingenio a protagonistas confeccionados con plastilina.

“Yo también la utilizo, pero la herramienta no me satisface demasiado”, confesó Santy Gutiérrez. En ese punto Alcalá llamó la atención sobre el velocísimo progreso de la tecnología. Pero la Inteligencia Artificial aún no puede escribir el primer párrafo del Quijote con el estilo de Gloria Fuertes, Truman Capote u Octavio Paz, concluyó Gutiérrez. Así que cualquier réplica fidedigna a nivel creativo está lejos de producirse a día de hoy. Quien sabe mañana