El Índice de Precios al Consumo (IPC) con el que se mide la inflación, ha moderado su crecimiento hasta un ritmo del 1,9% de acuerdo con el dato aportado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este crecimiento, es el menor en 27 meses y responde también al efecto comparativo entre junio de 2022 y el mismo mes de este año. Recordemos que hace un año, en junio de 2022, el IPC llegó a elevarse un 10,2% debido sobre todo a componentes energéticos como el precio de la gasolina y el impacto del precio del gas en la tarifa eléctrica. Si bien la cifra puede parecer baja, los precios continúan subiendo pero esta vez a un ritmo que podríamos considerar normal.
Y es que la “normalidad” en la subida de precios, es un estándar tan importante que el Banco Central Europeo (BCE) tiene entre su mandato optimizar los incentivos o restricciones macroeconómicas para que los precios suban en el largo plazo en el entorno del 2% anual. No debemos olvidar que, en dos años, tomando como referencia los precios de los meses de junio, el IPC ha aumentado en un 12,3%. Dicho de otra manera, una cesta de la compra que antes costaba 100€ ahora pasa a valer 112,3€.
Todavía es pronto para analizar el dato de este mes de la inflación, puesto que el INE no desagrega en partidas más concretas de precios al ser este dato aportado una estimación. A priori, el cambio en el actual índice de precios responde a la bajada de derivados del petróleo y de la electricidad en consecuencia. De hecho, la inflación subyacente, que excluye los elementos que más experimentan alteraciones de precio como los combustibles y los alimentos, baja dos décimas hasta el 5,9%. Este dato es la tasa menor en un año y se sigue moderando desde el 7,5% que se publicó en el mes de marzo.
Para ejemplificar esta bajada en el precio de la electricidad, tenemos el precio del MW/h en el mes de junio a unos 69€ mientras que el año pasado a estas alturas se situaba a unos 169€, lejos del máximo en el mes de marzo a 283€. En la segunda mitad de año, fueron los alimentos los que tomaron el relevo de la subida de los costes energéticos como aportadores a la subida del IPC, al ser una inflación de segundo orden ya que los productores tenían que trasladar la subida en los costes de explotación.
Por otra parte, el IPC armonizado que sigue criterios europeos se sitúa en una tasa del 1,6% ilustrando a España como una de las economías que más rápido está doblegando a la inflación. Recordemos que en mayo el IPC armonizado se encontraba en el 6,1% como media de los países, y tan solo Luxemburgo marcaba un nivel asumible (según la política del Banco Central Europeo) situándose en el 2%. Recordemos que a datos de mayo países como Alemania, Francia o Italia están “disfrutado” de una inflación por encima del 6% lo que explica que el BCE vaya a seguir con su senda de aumentar los tipos de interés hasta reducir la inflación en toda Europa.
En resumen, Europa marcha a diferentes velocidades en la lucha con la inflación. Es poco probable que suceda, pero puede darse el caso que si el BCE continúa elevando los tipos de interés esperando a que países como Alemania, Francia o Italia moderen su inflación a la senda razonable del 2%; otros países como España pueda a llegar un período conocido como la deflación. La deflación es el fenómeno contrario a la inflación, que consiste en una caída continuada de los precios de la economía. La deflación no es deseada por ningún banco central, pues lo que hace es retrasar sistemáticamente las decisiones de compra de los agentes de una economía pues cada mes que pase la compra será más barata. Lo contrarío ocurre con la inflación, que se incentiva a comprar puesto que en el futuro el producto será más caro.
La deflación no parece un problema cercano, pero economías como Japón la sufrieron la década pasada y es un problema muy importante. Imagine el lector que un estado no pueda cobrar ningún tipo de impuesto de plusvalía puesto que el precio de compra siempre va a ser superior al de venta en un estado deflacionario. Veremos a final de verano qué decide el Banco Central Europeo sobre la implementación de política monetaria, pero desde luego que se tendrá que enfrentar a una dicotomía entre los países que ya están en la senda de la inflación correcta, y otros cuya senda de subida de precios todavía es demasiado alta.