Mali, en representación del Sahel (AES), ha denunciado ante la ONU la venta de material militar por parte de Ucrania a grupos terroristas que operan en su territorio.

Una vez más, después de dos años y medio del estallido de la invasión rusa de Ucrania, el conflicto armado entre ambos Estados vuelve a ser tendencia ahora por la internacionalización del enfrentamiento. Cuando dos enemigos acérrimos se enfrentan de forma prolongada, como es el caso de Rusia y Ucrania, la lucha entre ambos sobrepasa los límites del campo de batalla y se centra en debilitar la imagen y poder del otro en toda su área de influencia.

El gigante ruso cuenta con una política exterior extensa, que ha puesto el foco en África desde inicios del siglo XXI. Se ha asentado en un gran número de países africanos, proporcionando capacidad de defensa a través de grupos paramilitares de seguridad privados; de la misma forma que China lo ha hecho mediante la creación de infraestructuras, inversiones financieras privadas o deuda pública.

Rusia se ha asentado en un gran número de países africanos, proporcionando capacidad de defensa a través de grupos paramilitares de seguridad privados, como el grupo Wagner

Esta línea de actuación le otorga un papel de colaborador activo en el crecimiento de las economías africanas, a diferencia de las antiguas potencias coloniales (Reino Unido y Francia, principalmente) cuyas promesas y acuerdos de cooperación al desarrollo y seguridad se han quedado en palabras, que no hacen más que justificar la explotación y exportación constante de sus recursos naturales mediante acuerdos comerciales desfavorables al pueblo africano.

Ahora bien, tanto China como Rusia no llevan a cabo estas inversiones en África de manera altruista, sino que aspiran a adquirir ventajas geopolíticas que les ayuden a formar alianzas futuras, tanto en materia militar, como económica, para reforzar su influencia en el mundo respecto a occidente.

Rusia, mediante el grupo Wagner, controla una gran parte de estados africanos proporcionándoles la capacidad militar necesaria para defenderse de los ataques del terrorismo islámico y los grupos rebeldes. No obstante, el control ruso ha llegado hasta el punto de instaurar sus propios gobiernos títeres en el continente africano, como es el caso de República Centroafricana, país completamente controlado por Wagner y empresas rusas, y cuyo gabinete presidencial recibe órdenes directas de Moscú.

Foto. El grupo paramilitar ruso Wagner ha llegado a instaurar sus propios gobiernos títeres en países africanos

En este sentido, tal y como ha denunciado el representante permanente de Mali en la ONU, Oumar Daou, la AES junto con la colaboración de Libia, tiene pruebas de que el estado ucraniano ha destinado parte del armamento recibido por occidente a los grupos terroristas que operan en el Sahel y controlan alrededor del 40% del territorio de Mali y Burkina Faso. El pasado mes de julio, gracias a la ayuda del líder militar del Oriente de Libia, se detuvieron a trece traficantes y se incautaron varios cargamentos con dirección al Sahel.

Esta noticia ha conmocionado a los líderes de la AES, quienes se encuentran en una intensa lucha contra el JNIM, -rama de Al-Qaeda que opera en la región- protagonista de recientes ataques como la masacre de Barsalogho en Burkina Faso, donde se perpetró el asesinato a sangre fría de un poblado entero al norte del país, y cuyos responsables ya han sido eliminados cerca de la frontera con Nigeria gracias a la colaboración del ejército nigerino.

El pasado mes de julio, gracias a la ayuda del líder militar del Oriente de Libia, se detuvieron a trece traficantes y se incautaron varios cargamentos de armas con dirección al Sahel, presuntamente procedentes de Ucrania

La postura de la AES sigue siendo firme en su lucha contra el terrorismo y ha actuado en todo momento con mano de hierro. Recientemente, cabe destacar la importante eliminación de más de mil yihadistas cerca de la frontera de Mali con Argelia, lo que ha dado pie a la recuperación del territorio por el estado maliense; y la desarticulación de una red de más de 200 personas que abastecían al JNIM de armamento en la triple frontera de Níger, Mali y Burkina Faso, sin llegar a concretarse aún que procediesen de Ucrania.

En definitiva, la crisis del terrorismo islámico en el Sahel ha alcanzado un giro inesperado después de la denuncia de la AES en la Asamblea General de la ONU, que aún está por ver qué decisiones toma al respecto y si lleva a cabo una investigación formal sobre la presunta financiación del terrorismo yihadista en África por parte de Kiev, lo cual no sería de agrado de la opinión pública occidental.