Óscar Puente, diputado socialista, dice que Bildu tiene “derecho a la vida política como el que más” mientras tilda de “poco democrática” la manifestación de UPN, PP y Vox en Pamplona. O sea, que la oposición y protesta contra una promesa política que deja en manos de aquellos que permitieron a los asesinos de sus propios compañeros y que más tarde fueron juzgados, condenados y obligados a indemnizar a las víctimas, tienen el mismo derecho a pesar de no mostrar arrepentimiento. Que yo sepa ninguno de esos partidos que se manifiestan tienen entre sus filas a miembros con las manos manchadas de sangre.
Los candidatos de Bildu condenados por pertenecer a ETA deben al Estado más de 900.000 euros. Es lo que publica este domingo un diario, que asegura que el Estado tuvo que hacerse cargo de las indemnizaciones a las víctimas del terrorismo, ante la insolvencia de muchos de los condenados. El considerar el derecho de forma igual a dichas formaciones es éticamente una desproporción de un talante carente de todo sentimiento ético.
La ministra que cesará en breve, Nadia Calviño, califica de “primero de democracia” el deber de acudir a la cita entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición y puede que tenga razón. Sucede que también en los manuales de democracia legal y ética existen capítulos a los que dicha ministra, que siempre “amaga, pero no da” frente al populismo de Yolanda Díaz, existen conceptos que todo demócrata que se precie debe tener presente antes de dar lecciones a otras formaciones políticas.
De primero de democracia es NO MENTIR y, si se hace reiteradamente, eso es de fin de su carrera política. Yo no pactaré con Iglesias, yo no pactaré con Bildu, yo no entregaré Navarra a los independentistas, etc.
De primero de democracia es formar parte de un gobierno y no aceptar que los que se sientan a tu lado no condenen la invasión rusa a Ucrania y defiendan al invasor.
De primero de democracia es haber firmado o no oponerse a la famosa Ley del solo sí es sí, que liberó a cientos de violadores o les redujo la condena con grave riesgo de delinquir.
De primero de democracia es no oponerse al proyecto de ley sobre la amnistía que se aprobará, si Europa no lo remedia, y que hace que aquellos que fueron delincuentes, juzgados y condenados, sean ahora líderes políticos de los cuales depende el gobierno de España. Sin olvidar que ella y su partido político contribuyó a la aplicación del artículo 115 en Cataluña.
De primero de democracia, ya que menciona Vd. eso, es aconsejar a su presidente que no practique la mala educación y espere a la respuesta del líder del partido más numeroso en el parlamento europeo.
Los delitos de sedición cometidos en Cataluña en 2017 fueron ciertamente graves. Y muchos ciudadanos han pagado más por mucho menos que los responsables de aquellos hechos. Justicia y clemencia para el señor Puigdemont y para todos. La clemencia sin justicia es claudicación.
En fin, señora Calviño, váyase Vd. en paz sabiendo que de democracia no nos ha enseñado nada y sí de decepción, al menos la mía personal, toda vez que sentí una gran ilusión cuando la nombraron ministra, que se ha tornado, como he dicho, en profunda decepción.