Así explica la ministra Rodríguez la especulación y la subida del precio de la vivienda, que impiden a los jóvenes acceder a su compra.

Nubes cargadas de mentiras e hipocresía parecen haberse instalado de forma permanente sobre nuestra sociedad. 

Con tan oscuros nubarrones, resulta difícil distinguir verdad y mentira, proyectos reales y propaganda, decencia e indecencia, buenos modos y zafiedad, postureo y autenticidad, consignas y convicciones, lo moral y lo inmoral, lo legal y lo ilegal, …

El Gobierno ha suprimido la llamada Golden Visa, que permitía a los ciudadanos extranjeros obtener la residencia en España, mediante la compra de inmuebles por un valor mínimo de 500.000 euros.

El Gobierno de Sánchez culpa a los que han comprado el 0,5% de las viviendas de lujo de la subida de la vivienda.

Y lo ha hecho, según palabras de la ministra Rodríguez, porque Este tipo de inversiones tensionan el mercado, incrementan el precio de la vivienda y eliminándolas, vamos a amortiguar y paralizar este tipo de especulación”.

¡El Gobierno responsabiliza del incremento del precio de la vivienda y de la especulación, a quienes obtuvieron visados de residencia por este procedimiento! 

El cuento de Antoñita la Fantástica, porque desde el año 2013, en que se implantó la Golden Visa, las viviendas adquiridas con este propósito apenas han superado las 14.500, menos de un 0,5 % del total de viviendas vendidas en el período.

España es uno de los países de Europa con menos viviendas sociales.

¿Alguien, que no sea un hipócrita, puede culpar al sistema de la Golden Visa de que los jóvenes no puedan comprar una vivienda?, ¿las viviendas que adquirían los beneficiarios de la Golden Visa, estaban al alcance del español medio?

Desde el año 2012, la caída de la construcción de viviendas sociales ha sido constante, hasta alcanzar el número de 5.000 en el año 2018. ¿Cuántas viviendas sociales ha promovido el Gobierno desde el año 2017?

En la campaña electoral de Julio del año 2023, el señor Sánchez nos contó otro cuento sobre la oferta de viviendas: las 50.000 de la SAREB, ubicadas en localidades alejadas de los centros urbanos; muchas de ellas, sin terminar o con necesidad de mantenimiento.

En campaña electoral, Pedro Sánchez prometió miles de viviendas sociales, pero no ha cumplido su promesa.

Yolanda Díaz se unió al grupo de los “cuentacuentos” y prometió la construcción de 2 millones de viviendas en 10 años -las 200.000 de este primer año deben estar a falta de pintura y barniz.

Hay que analizar de forma realista las causas de la situación del mercado de alquiler, una de ellas, sin duda, la falta de seguridad jurídica en cuanto a las acciones de expulsión por impago o cualquier otra causa de incumplimiento del contrato y de confiscación impune por los “okupas”. 

La falta de seguridad jurídica origina que los propietarios de segundas viviendas sean reacios a poner su inmueble en el mercado de alquiler.

El rápido crecimiento del número de viviendas turísticas ha influido decisivamente en la disminución de la oferta en régimen de alquiler estable, y, por lo tanto, ha impulsado los arrendamientos al alza.

El sector público podría usar más frecuentemente la figura jurídica del derecho de superficie, para ceder suelo urbanizado a la iniciativa privada mediante un canon anual, con destino a la construcción de viviendas en régimen de alquiler o en venta. Tal vez habría que revisar o concretar algunos aspectos de la legislación principal sobre la materia, Reglamento Hipotecario y Texto Refundido de la Ley del Suelo, tales como: plazo de la concesión, condiciones, beneficiarios, revisión de los cánones anuales, limitación y actualización de alquileres, transmisión de los derechos, etc.

Es fundamental revisar la legislación para movilizar la colaboración público-privada e impulsar la construcción de vivienda social mediante un canon anual.

Y, sobre todo, en vez de tanto decir “estamos trabajando para …”, muestren las grúas, las hormigoneras y las excavadoras. Cumplan sus promesas electorales y traten de paliar un grave problema social y humano, porque después de más de seis años, resulta razonable pedirles explicaciones. Olvídense de los cuentos y presenten hechos.