Más de 152.000 préstamos hipotecarios se han amortizado anticipadamente en el primer cuatrimestre de 2024, lo que significa un aumento del 3,5% respecto al año anterior
La cancelación de hipotecas o amortización anticipada es una aportación extraordinaria de capital que el titular de la hipoteca realiza con objetivo de finalizar el préstamo. Este proceso termina con la firma en el notario de la cancelación del préstamo y estas cifras son las que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). Así en el primer cuatrimestre del año, se han amortizado anticipadamente 152.063 préstamos sobre vivienda lo que supone un 3,5% de subida respecto al año pasado.
Lo notorio es que, en el mismo período de enero a abril de este año, las hipotecas concedidas han sido 134.277. Se han cancelado más hipotecas que nuevos préstamos se han firmado. Estas nuevas hipotecas contrastan con las 205.106 operaciones de compraventa inmobiliaria que según el INE se han producido en España en los primeros cuatro meses del año. Dicho de otro modo, el 35% de las operaciones en España se han pagado “a tocateja” o con fondos propios sin recurrir a financiación.
De enero a abril de 2024 se han cancelado más hipotecas que nuevos préstamos se han firmado y sorprende que el 35% de las operaciones de compra de inmuebles no han precisado hipoteca
El Registro de la Propiedad recibe todas las cancelaciones de las hipotecas para que la vivienda se encuentre “libre de cargas”. Solo el año pasado se terminaron de pagar 431.283 hipotecas. Al ritmo de cancelaciones hipotecarias del primer cuatrimestre, se acabaría el año unas 460.000 hipotecas amortizadas, lo que se situarían en cifras del año 2008, comienzo de la crisis inmobiliaria.
En el año 2020 las cancelaciones de hipotecas se frenaron debido a la pandemia. En momentos de incertidumbre se produce un aumento de ahorro, que se reserva por si se tuviera que necesitar en un futuro. A partir de ese año y en los sucesivos hasta el día de hoy, las amortizaciones anticipadas de hipotecas no han hecho más que aumentar, como consecuencia de la subida de tipos de interés más agresiva de la historia. Esta subida de tipos aumentó el pago de intereses que los hipotecados tenían que abonar en su letra y quien tuviera liquidez suficiente consideró que lo más sabio era proceder a la cancelación anticipada del préstamo.
La agresiva subida de tipos de interés provocó un incremento de cancelaciones anticipadas de préstamos hipotecarios en los últimos 4 años y la previsión de 2024 es llegar a 460.000 hipotecas amortizadas
La inversión en vivienda, como en automóviles, es un buen indicador adelantado de cómo la economía se va a desempeñar en el futuro. En los años previos al 2007, la firma de préstamos hipotecarios duplicaba las cancelaciones anticipadas; ahora existen más cancelaciones que nuevas hipotecas. Por comparar, en el 2007 se suscribieron 1,24 millones de hipotecas y se amortizaron 680.000. Son magnitudes muy alejadas de la actualidad y que se han dado la vuelta.
España esta todavía lejos de las cifras anteriores a la crisis inmobiliaria, ya que en 2007 se suscribieron 1,24 millones de hipotecas y se amortizaron 680.000
Ante la incertidumbre económica los ciudadanos acumulan ahorro. Este ahorro se puede destinar a productos de ahorro o a cancelar la hipoteca, ya que la cancelación de esta deuda puede ser incluso más rentable que un producto de ahorro (dependiendo del caso). La diferencia ahora es que la confianza en la economía hace que no se estén comprando tantos bienes de inversión (casas, coches, maquinaria, etc.), pues se duda de que la economía siga en la senda ascendente en los siguientes años.
La consecuencia final en la percepción de los consumidores sobre la economía, la sufren los bancos. Y es que los bancos, al tener un menor de crédito vivo, ganan menos intereses por ese dinero que prestan, por lo que su cuenta de resultados se resiente. Pero el problema no es que los bancos ganen menos dinero, sino que los bancos son el lubricante de la economía. Y en particular, una economía como la española necesita de crédito para seguir creciendo. Ya sea crédito privado o deuda pública. Y cuando el crédito se desacelera, sabemos que es un indicador adelantado de épocas de recesión económica.