Es vital opinar desde los espacios de libertad y exponer nuestra opinión con valentía, combatir las ruedas de prensa donde sólo hay “oyentes” dóciles y apoyar a los periodistas que no se pliegan a la dictadura de la información oficial
El desprecio que parecen mostrar muchos que ocupan algún puesto de responsabilidad para con sus conciudadanos, resulta difícil de entender para cualquier persona de fuera de nuestro país.
Sucede en las famosas ruedas de prensa o comparecencia del presidente del Gobierno, portavoces o “portavozas” que les comunican a los periodistas, a los que previamente se les ha invitado, los acuerdos adoptados por un Consejo de ministros de distintas almas, pero que luego, y en defensa de sus siglas, trasladan a sus seguidores y simpatizantes su opinión muchas veces contraria a lo que ellos mismos acordaron.
Desde hace tiempo, los ciudadanos se han acostumbrado a los “cambios de opinión” de ciertos políticos y comprueban la diferencia entre lo prometido (amnistía NO) y lo acordado (amnistía SI)
Una y otra vez, el ciudadano se queda confuso ante lo acordado y lo divulgado, entre lo prometido (no existirá amnistía), y lo acordado (si habrá amnistía). Tómese este ejemplo y amplíese a toda la letanía de comunicados, que no hacen otra cosa que aumentar el desconcierto y la crispación entre los que de verdad amamos y mamamos la esencia de la libertad y la verdad y que con ella nos comprometimos.
Culpables de esta situación, no solamente son esos políticos que nos confunden, luego de pedir nuestros votos, prometiendo primero y olvidando más tarde. Lo son también las cabeceras de determinados medios de comunicación que silencian noticias y dan instrucciones a sus periodistas de ocultarlas y que todos conocemos por ser evidentes.
El poder gubernamental sólo responde a los medios dóciles y desprecia y trata de destruir a los medios combativos que tienen criterio propio
La solidaridad en esa clase de trabajadores de la información no existe, ya que toleran que se vete a compañeros y se les prohíba preguntar. Las sillas deberían de quedar vacías en ese momento y la noticia silenciada por aquellos que consideran que la libertad para preguntar no merece la callada por respuesta.
¿Qué pinta un periodista en una “rueda de prensa” en la que no puede preguntar? La interrogación se la hacen cada día más periodistas, pero no se levantan y plantan a la informante que les cuela la noticia que conviene y que luego algunos medios copian íntegramente sin contradecir o plasmar su protesta. Dichos trabajadores de la información saben que si publican alguna noticia contraria a quien actúa de esa manera, la publicidad será retirada y tal vez su puesto de trabajo correrá peligro. Por ello es necesario opinar desde los espacios de libertad y exponer nuestra opinión sobre las cuestiones que conocemos por haber sido prometidas, tratando de ideologizarnos y recurriendo a comportamientos cercanos a una total dictadura de la información.
He asistido a un reciente Pleno municipal en el Palacio de María Pita, donde estamos representados todos los vecinos y vecinas, y he comprobado con estupor que a las preguntas de los concejales de la oposición s eles contesta con veladas amenazas o con el injustificable silencio
Esto me recuerda a un pleno municipal en el Palacio de María Pita, al que asistí recientemente, donde hay concejales que preguntan y, si tienen la suerte de que te respondan, será o bien con veladas amenazas o con el silencio para luego decir: “Pasemos al siguiente punto del orden del día.” Ni una pregunta debe quedar sin respuesta, ni una mentira debe silenciarse. Ambas cosas son un desprecio a quien pregunta y a los ciudadanos.
En la película de Disney, también dice a Bambi: ”Si al hablar no has de agradar, te será mejor callar”. Eso mismo… Yo seguiré preguntándome: ¿está en peligro la democracia?
No te calles.