Estudios recientes indican que el 22% de los niños y adolescentes presentan trastornos de la conducta alimentaria y en España se calcula que lo padecen 400.000 jóvenes.
Los trastornos alimentarios son trastornos psiquiátricos caracterizados por conductas anormales de alimentación o control de peso, que pueden provocar problemas de salud graves. Estos trastornos incluyen anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón y otros trastornos alimentarios no específicos.
La anorexia nerviosa es un trastorno alimentario caracterizado por la restricción extrema de la ingesta de alimentos, un miedo intenso a ganar peso y una distorsión de la imagen corporal.
Las personas con anorexia nerviosa ven su cuerpo como “gordo” o con sobrepeso, incluso cuando están peligrosamente delgadas. Este trastorno generalmente lleva a una pérdida de peso significativa y, en casos graves, puede poner en peligro la vida debido a la desnutrición y las complicaciones físicas.
La bulimia nerviosa es un trastorno alimentario que se caracteriza por episodios recurrentes de atracones (consumo de grandes cantidades de comida en poco tiempo), seguidos de comportamientos compensatorios inapropiados, como el vómito autoinducido, uso excesivo de laxantes, ejercicio excesivo o ayunos prolongados.
A diferencia de la anorexia, las personas con bulimia suelen tener un peso dentro de los rangos normales o incluso ligeramente por encima.
Actualmente son un problema de salud pública en la mayoría de los países de ingresos medios y altos porque su prevalencia en los jóvenes ha aumentado notablemente en los últimos 50 años.
Datos de una revisión sistemática y metaanálisis reciente de 32 estudios con 63.181 participantes de 16 países, informan que 22% de los niños y adolescentes presentan trastornos de la conducta alimentaria.
En España según otro estudio, alrededor de 400.000 personas padecen algún trastorno de la conducta alimentaria, de los que 300.000 tienen entre 12 y 24 años, siendo la tercera causa de enfermedad crónica en la adolescencia.

Foto. La anorexia nerviosa es un trastorno alimentario caracterizado por la restricción extrema de la ingesta de alimentos, un miedo intenso a ganar peso y una distorsión de la imagen corporal
Todo se inicia en la adolescencia
Teniendo en cuenta los datos estadísticos, si bien los trastornos de la conducta alimentaria afectan a ambos sexos, son dos veces y media más frecuentes en mujeres. En España, la prevalencia es de 4,1% a 6,4% entre la población femenina de 12 y 21 años, y de 0,3% para los hombres en ese mismo intervalo de edad.
La adolescencia representa un período crítico para la aparición de los trastornos alimentarios. La edad media de inicio de algunos trastornos alimentarios (p. ej., anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o trastorno por atracón) oscila entre 12,3 y 12,6 años.
La alta proporción de trastornos alimentarios encontrados en estas edades refuerzan la importancia del cribado de los trastornos alimentarios en el ámbito de la atención primaria.
Teniendo en cuenta que la adolescencia media y tardía es un período pico de trastornos alimentarios, conocer y comprender la incidencia entre los jóvenes es un tema crucial. Desde el punto de vista epidemiológico, identificar la magnitud de los trastornos alimentarios y su distribución en las poblaciones en riesgo es vital para planificar y ejecutar acciones encaminadas a prevenirlos, detectarlos y atajarlos.
Los comportamientos relacionados con los trastornos alimentarios pueden conducir a un mayor riesgo o daño a la salud, angustia o deterioro significativo del funcionamiento del metabolismo.

Foto. La bulimia nerviosa es un trastorno alimentario que se caracteriza por episodios recurrentes de atracones, seguidos de comportamientos compensatorios inapropiados
Los trastornos alimentarios son afecciones comunes y graves que afectan hasta al 4% de la población y la tasa de mortalidad es alta. A pesar de la gravedad y la prevalencia de los trastornos alimentarios en niños y adolescentes, no existen directrices de prácticas médicas que faciliten las decisiones de tratamiento. Esto deja a los profesionales sin ninguna orientación sobre qué tratamiento deben usar.
En casos graves de anorexia, cuando el peso corporal es extremadamente bajo o cuando existen complicaciones médicas críticas, puede ser necesaria la hospitalización para la estabilización médica. Esto incluye restaurar el peso corporal y tratar complicaciones físicas como arritmias cardíacas, deshidratación, o insuficiencia de órganos.
El tratamiento debe incluir una combinación de enfoques nutricionales, psicológicos y médicos. Estos suelen estar coordinados por un equipo que puede incluir a médicos, psicólogos, nutricionistas, psiquiatras y terapeutas familiares.
Es crucial restablecer una ingesta adecuada de alimentos. En la anorexia, esto implica planes de alimentación supervisados para aumentar gradualmente el peso de manera segura. En la bulimia, se trabaja en establecer patrones de alimentación regulares para evitar los atracones.

Foto. El tratamiento de la anorexia y la bulimia nerviosas requiere un enfoque multidisciplinar que aborde tanto los aspectos físicos como los psicológicos de los trastornos
La Terapia Cognitivo-Conductual ha mostrado eficacia para ambos trastornos, especialmente para la bulimia. Ayuda a los pacientes a identificar y cambiar los patrones de pensamiento disfuncionales relacionados con la comida, la imagen corporal y la autoevaluación.
La Terapia Familiar (en especial, para adolescentes con anorexia) consiste en implicar a los padres en la recuperación, ayudando a supervisar las comidas y apoyar al paciente mientras recupera un peso saludable ha demostrado ser una terapia altamente eficaz.
Ambos trastornos comparten preocupaciones extremas sobre el peso y la forma corporal, pero se manifiestan de manera diferente en términos de comportamiento alimentario y estrategias de control de peso. Ambos son problemas serios de salud y requieren tratamiento especializado para prevenir complicaciones físicas y psicológicas graves.
De hecho, los trastornos alimentarios se encuentran entre los problemas psiquiátricos más peligrosos para la vida, y las personas con estas afecciones mueren de 10 a 20 años más jóvenes que la población general.