Javier Gómez Taboada

Abogado tributarista.

Socio de MAIO LEGAL (www.maiolegal.com)

 

La historia es -creo- bien conocida: el guión de Goscinny y los dibujos de Uderzo dieron forma a la legendaria “aldea gala”; un pequeño -pero irreductible- foco de resistencia al, en apariencia, del todo omnipotente Imperio Romano. Mientras todo el territorio continental caía rendido a sus pies, allí -bajo la batuta de Abraracúrcix y gracias a la pócima de Panorámix-, Astérix y Obélix lideraban con éxito su rebeldía al poder establecido.

Hará ya como una década que, casualmente, entré en contacto con Esaú Alarcón y, a través de él, con su alter ego Emilio Pérez Pombo: ambos, emulando inconscientemente a Astérix y Obélix, habían creado -con firmes convicciones, fe y constancia- una bitácora que, bajo el nombre de Fiscalblog, ya despuntaba como reducto de libertad del ciudadano frente al todopoderosos Leviatán. El blog, poco a poco, sin prisa ni pausa, fue ganando adeptos -y hasta adictos-, creciendo en tamaño, en difusión, en influencia y dando así lugar a una criatura que hoy es un foro de referencia ineludible en la opinión libre y crítica (siempre, eso sí, fundada) sobre la compleja realidad tributaria que nos circunda.

Y como el roce hace el cariño, ya hace años que me enrolé en su cruzada (la de Emilio y Esaú; “tanto monta, monta tanto”), al igual que otros muchos, todos ellos hoy ya más amigos que colegas: Gloria Marín, Leopoldo Gandarias o Jose -que no José- Almudí fueron, sucesivamente, incorporándose a ese tren en marcha. El último, hasta ahora, Alejandro del Campo, bien conocido por sus implacables batallas fiscales en Bruselas y Luxemburgo y, precisamente, quien hace años acuñó -con éxito- el apelativo de “aldea gala” para designar a ese grupo que, bajo el lema de “ciudadaNOsúbdito”, se niega a aceptar que el fin justifique los medios, que el Estado de Derecho derive en Derecho de Estado y que, así, el Estado del bienestar mute en el bienestar del Estado.

Todos somos de diversos orígenes (incluso geográficos) y condición, pero tenemos en común el ansia de libertad, el respeto al Derecho (con mayúscula), el poner al individuo (en su condición de ciudadano) en el centro y en preservar su margen de actuación. No deja de ser curioso que, salvo alguna señalada -y muy significada- excepción, todos trabajemos en despachos pequeños y/o medianos, lo que podría suscitar la inquietud de si, en nuestro país, las firmas grandes -no siempre necesariamente grandes firmas- gozan de la deseable libertad como para expresarse sin tapujos sobre tantos y tantos asuntos tributarios controvertidos.

El tiempo ha ido pasando y la luz de Fiscalblog ha alumbrado esa singular #aldeagala que, así, ha ganado otros miembros, ya extramuros de la propia bitácora, como Daniel, Alejandro (y su “guerra psicológica”), Marta, Rubén, Vicente, Consuelo, Nuria, Fran, Charles, Laura …, y tantos y tantos otros -ya una legión- que aquí sería imposible enumerar. Y es que, a medida que la Administración Tributaria (alentada por el Ejecutivo y con la alfombra roja del Legislativo) se dota de más y más potestades, se hace todavía más necesario poner pie en pared frente a esa vis expansiva.

Por lo demás, la pócima que alienta ese espíritu de resistencia es todo menos homeopática: callos, fabada, cocido o un buen cachopo -todo ello bien regado con Rioja y/o Ribera- son el combustible que mueve ese motor de ¡¡¡libertad!!! #ciudadaNOsúbdito.

 

Publicado en Atlántico, el 22/10/2023