Por Jorge Mariño.
Señala nuestra Constitución en su artículo 103 que “la Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho” .
Resulta superfluo señalar que el Ayuntamiento es una Administración Pública, quizás lo que no resulte tan superfluo es ver cómo el artículo 103 es incumplido de modo sistemático por el actual Gobierno Municipal, más concretamente por el factotum de la alcaldesa, el señor José Manuel Lage, que concentra en sus manos TODO el poder ejecutivo necesario para mover la maquinaria municipal de modo que, haciendo una muy libre interpretación y retorcimiento de las leyes, sus decisiones condicionan absolutamente la gestión de las demás áreas de Gobierno; y en esto su hambre de control y poder parece insaciable a tenor de la última decisión tomada y anunciada nada menos que en plena campaña electoral: Hacienda centraliza (controla, dejémonos de eufemismos) la supervisión de todas las concesiones de A Coruña, así lo ha aprobado ayer la JGL en plena campaña electoral sin el más mínimo rubor por su parte.
Esto, para lo que el señor Lage ya creó un servicio el año pasado, se reviste con el traje legal de una instrucción que le otorga la competencia para elaborar los nuevos concursos de las concesiones de bienes de dominio público de titularidad municipal, o sea propiedades del Ayuntamiento destinadas o afectadas a un servicio público y con la justificación política (o sea excusa barata) de que hay que homogeneizar que descentralizando la “cosa” no funciona.
Hasta el momento era cada concejalía quien gestionaba y controlaba todo lo que tuviera que ver con las concesiones que por área de gestión o por delegación de Alcaldía le correspondían; sin embargo el astuto Lage pronto debió caer en la cuenta de la importancia de gestionar tamaño patrimonio y es ya en el año 2019 cuando inicia un proceso de centralización que terminó el año pasado con la creación del nuevo Departamento de Concesiones y Patrimonio Municipal, lógicamente dependiente de Hacienda. Dicho Departamento debe validar los nuevos expedientes de concesiones, prórrogas, traspasos o renovaciones y, repetimos, todo en aras de gestionar mejor este asunto, estableciendo criterios de adjudicación y canon a pagar, incluso realizando labores de inspección y supervisión de las concesiones.
Quizás el lector comprenda el alcance de esta medida si ponemos ejemplos de qué quiere gestionar desde ahora el señor de los dineros municipales: algo más de media docena de Párkings distribuidos por toda la ciudad, el matadero Cárnicosa, las cafeterías Copacabana o Atalaya, el edificio La Terraza (donde pretenden echar a RTVE para instalar la AESIA), los restaurantes de la Domus o de la Casa de los Peces, algunas gasolineras, las instalaciones del Monte San Pedro (restaurante y ascensor panorámico), los locales de la Lágrima de San Roque… y un largo etc.
El alcance de esta medida va más allá del mero control de los ingresos del Ayuntamiento, porque realmente lo que supone es que les ha colado el último golazo por la escuadra a todas las demás concejalías a las que deja como meros títeres de sus decisiones ¿y por qué decimos último gol?
- Porque los presupuestos de los que podrá disponer cada área para el desarrollo de su gestión dependen de Hacienda, los marca el señor Lage;
- El personal que trabajará en cada concejalía lo decide el señor Lage (que le pregunten a la CIGA y su denuncia ante la Fiscalía);
- La fiscalización y control de todos los contratos es ya competencia del señor LLage
- El 2% de los contratos de todas las concejalías para actividades divulgativas han caído bajo la dirección de Hacienda;
- La compra del material e infraestructura (mobiliario, automóviles, uniformes, etc) dependen también de Hacienda…etc, etc.
Y llegados a este punto uno ya se pregunta si hacen falta entonces el resto de las concejalías si éstas no pueden ir al baño si Lage no les da permiso y el papel higiénico. Una clara demostración de lo que portavoz adjunto del PP en el Ayuntamiento, Sr.Rodríguez denominó “lagelato”.
Pero qué pasaría si los resultados de las elecciones llevasen a la titular de la Alcaldía (que no alcaldesa) a tener que gobernar en coalición con dos o tres partidos más: ¿los señores Jorquera, Xove y Sande estarían dispuestos a perder el control de sus concejalías en favor del señor Lage? ¿harían valer esas líneas rojas que ya empiezan a esgrimir en aras de la transparencia, la responsabilidad y la dignidad o cederían todo por hacerse con los sillones -vacíos de contenido- del Gobierno Municipal?
En todo caso cabe preguntarse qué resorte o cortocircuito psicológico, qué extraño interés, lleva a un individuo a esforzarse en acumular tanto poder, justamente en el camino contrario que aconseja nuestra propia Carta Magna. Cierto es que la eficacia, responsabilidad y eficiencia son principios inspiradores del funcionamiento de la Administración Pública, y que podrían ser invocados por este sórdido personaje, pero también lo son la honestidad, la transparencia, la participación y la rendición de cuentas, y a la vista de la trayectoria del edil y de las polémicas decisiones que ha ido tomando creemos que no las ha aplicado con el mismo interés.
Tal vez, en una especie de grotesca parodia del rey Luis XIV de Francia cuando pronunció ante el Parlamento de París la frase “L’État c’est moi”, el señor Lage crea que “El Ayuntamiento soy YO”.