Por Bárbara Rivas.

“Que lle imos facer… vostede non suma”, le espetaba el portavoz municipal Lage Tuñas a Francisco Jorquera en los plenos del anterior mandato en el concello coruñés. El líder nacionalista se revolvía en su escaño y de vez en cuando invocaba un pacto de investidura que Lage decidió obviar en cuanto percibió que con Marea Atlántica le daba para sostenerse (luego hizo leña del árbol caído, pero esa es otra historia). El caso es que Jorquera no sumaba porque el BNG apenas tenía dos ediles. “Non ofreceremos apoios en balde”, explicó antes de los comicios.

A finales del pasado mes de agosto siete agrupaciones vecinales de la ciudad presentaron un grueso volumen con 4.950 firmas en el Registro del ayuntamiento. O lo que es igual: con la autorización de más personas de las que votaron, por ejemplo, en las últimas elecciones municipales a Podemos para solicitar que los rectores municipales para reclamar a Inés Rey medidas inmediatas que garanticen la seguridad ciudadana en sus barrios (Elviña, Novo Mesoiro, Sector 7-Recinto Ferial de Someso, O Martinete, Matogrande, Barrio de las Flores y Orzán-Pescadería). Robos, atracos a plena luz del día, vandalismo, aumento de puntos de venta y consumo de estupefacientes o falta de mantenimiento de espacios públicos y limpieza son las quejas expresadas por los vecinos. 

Una moción del Partido Popular trasladó al pleno municipal esas peticiones sustentadas bajo esa estimable cantidad de firmas y los datos del Ministerio del Interior, que en el primer trimestre de 2023 indican que ha aumentado en A Coruña el número de delitos contra la integridad sexual, los robos con violencia e intimidación, los hurtos y los delitos relativos a tráfico y consumo de drogas. “Es innegable, pero no es imparable”, explicó en el pleno la edil Susana Catalán, que tiene una larga experiencia como agente de la policía local. Y aportó una serie de soluciones recogidas en la moción que defendía y que pasan por aumentar la presencia policial en las calles, y poner en marcha un Consejo Local de Seguridad que opere como canal de comunicación directo entre fuerzas de seguridad, vecinos, comerciantes, hosteleros y Administración.

El gobierno de Inés Rey votó en contra de esas propuestas. Y acudió al BNG para que le diese su apoyo. Francisco Jorquera se lo dió, apoyó una enmienda de sustitución a la moción que se presentó de manera subreticia en la misma mañana del Pleno y ante la que el portavoz nacionalista ni siquiera tomó la palabra para defenderla. Lo hizo el novato edil David Soto, que estos días según refleja en sus redes sociales está ocupado en apoyar al pueblo palestino y que durante su intervención deslizó que uno de los cometidos de la policía local “pode ser a seguridad pública”. 

Soto leyó un atropellado discurso mientras Jorquera trataba de escapar de un foco que le alumbraba, el de no apoyar a los vecinos. Para más inri el argumentario del BNG comenzó con una surreal declaración respecto a que la enmienda “reflicte de formas más fiéis as reivindicacións que presentaron as asociacións de veciñas e veciños o pasado 25 de agosto”. O lo que es igual: el BNG acudió al Pleno con una moción que le explica a los ciudadanos movilizados lo que tienen que pedir. Y explicaron los nacionalistas que lo hacen así por “o trato contínuo con estas asociacións”.

El ejercicio de trilerismo político retrata a Jorquera justo en el extremo contrario al que quiso defender su esbirro en el grupo municipal del BNG. Donde la gente pide seguridad para su bienestar el Bloque habla de carril bici, buses, “criminoloxía contemporánea” y se erige en “altofalante das propostas da veciñanza”. Jorquera y el BNG se ponen una vez más de perfil aunque ya aceptan “un aumento da sensación de inseguridade” cuando antes negaban la mayor. Entregado a Lage y Rey en plena negociación por unos presupuestos que difícilmente entrarán en  vigor el 1 de enero, Jorquera aparca pasados y sonoros desencuentros con los socialistas que gobiernan en María Pita para abrazar la manera de hacer política que tanto le criticó a Lage Tuñas. Ese clientelismo es justamente el camino que ha llevado al BNG a obtener sus peores resultados en A Coruña, pero ahora mismo seguramente lo que piense Jorquera sólo se enfoca a la aritmética y es cierto: ahora ya suma.