Soy un habitual paseante de nuestra ciudad desde hace muchos años y me gusta disfrutar de todos sus rincones y de sus zonas más emblemáticas.

Desde hace unos años, observo con gran preocupación que uno de nuestros principales patrimonios, la muralla y el jardín de San Carlos, se ha ido deteriorando de forma imparable sin que nadie tome ninguna medida para solucionar esa degradación. El jardín de San Carlos fue construido como castillo defensivo, fuera de las murallas, en el siglo XIV y es un tesoro que los gobernantes municipales deberían de salvaguardar a toda costa.

Lo primero que llama la atención es que sus olmos están secos y cuando pregunto a un amigo del ayuntamiento, me asegura que la alcaldesa Inés Rey tenía un informe encima de su mesa antes de las elecciones municipales advirtiéndole que había un olmo afectado de grafiosis, pero no se atrevió a cortarlo porque “antes de las elecciones no se cortan árboles”. Si hubiese hecho caso a los técnicos, hubiese corregido el problema, pero ahora ya está la plaga extendida y ha destrozado todos los olmos centenarios.

Los olmos más afectados, sin hojas y gravemente enfermos, son los que están próximos a la muralla del mirador del Parrote. Existe riesgo de caída de estos olmos y esto podría ocasionar el derrumbe de parte de la muralla.

Por otro lado, tampoco la muralla está en buenas condiciones de conservación, ni el enlosado de las aceras, ni tampoco los cañones que se observan en las fotos que les envío. Es inaudito que la alcaldesa haya dejado deteriorarse esta joya y que no tenga remedio la “defunción” del jardín de San Carlos. La desidia campa a sus anchas en nuestra hermosa ciudad y los responsables son los que presumen de gobernar en el Palacio de María Pita. Desde luego este gobierno municipal ha demostrado sobradamente su ineptitud.

MLV (A Coruña)