¿Arde Betanzos? Emulando la famosa frase referida a la capital francesa. Y es que la antigua capital del Reino parece tener a la corte revolucionada.

Todo esto viene a cuento por la amenaza de intervención del ministerio de Hacienda por el impago reiterado a muchos acreedores del ayuntamiento. Hablamos de cifras millonarias que ponen en serio riesgo a este municipio.

Sin entrar a valorar la oportunidad de la deuda, la sorpresa saltó el jueves pasado en un Pleno extraordinario donde la alcaldesa María Barral, apoyada por el BNG en su investidura, no contó con su apoyo para sacar adelante el plan de ajuste exigido por Hacienda.

Las consecuencias parecen obvias, el ajuste será más drástico. Llámenlo intervención, reducción de la financiación estatal, medidas coercitivas …

Dicen las “malas lenguas” que, a partir de la salida del anterior alcalde socialista, Ramón García, se ha ido incrementando progresivamente esa deuda. Los que no estamos en el día a día de la economía municipal, nos vimos sorprendidos en pasados meses por el ingente volumen de facturas de ejercicios pasados que tuvo que aprobar el Pleno para poder ser pagadas.

El BNG, socio preferente de la alcaldesa socialista, no ha apoyado el plan de ajuste presentado por la regidora para evitar la intervención del ministerio de Hacienda

Fruto del decaimiento de ese plan de ajuste obligatorio, para poder acceder al préstamo que amortiguase el desequilibrio económico, María Barral hizo declaraciones en las que justificó la situación por las aportaciones que han tenido que hacer para el plan de dinamización del Casco Histórico, las obras rehabilitación del Pasatiempo, la inversión para reducir la factura eléctrica municipal y los costes sobrevenidos de la piscina municipal tras el COVID.

Evidentemente los ciudadanos no tenemos por qué dudar de esa explicación, pero creo que es importante entender que todas las economías, desde una familia hasta una gran empresa, deben aceptar al menos estas cuatro cosas: 

1- A cada uno nos toca asumir el tiempo en que vivimos, con sus cargas, herencias y circunstancias.
2- Los gastos sobrevenidos inaplazables requieren certezas, explicaciones y decisiones consensuadas.
3- La suficiencia financiera es un factor limitante antes de adquirir cualquier compromiso de gasto.
4- La morosidad con los proveedores no solo es injusta, sino que provoca inflación en sí misma, cuando no la pérdida de acceso al bien o servicio.

El gobierno socialista de Betanzos ha abordado proyectos y gastos por encima del nivel de ingresos y ahora corre un serio riesgo de que sea intervenido el ayuntamiento para evitar la quiebra económica

Podemos perdernos hablando del sexo de los ángeles, pero hay una cosa evidente según nos relató la alcaldesa con sus aclaraciones. El Gobierno municipal decidió acometer voluntariamente unos proyectos de inversión, interesantes sin duda, que comprometieron severamente la liquidez municipal. Y no implementaron ninguna medida compensatoria o financiera que evitase este crack.
A esto pónganle el nombre que quieran, pero ¿Y dónde están sus apoyos, el BNG, en esta historia?
Ciertamente es para enmarcar la descripción que hacen ellos de a quienes apoyaron en la investidura, y poco edificante el lavado de manos ahora que hay que buscar la solución menos mala. No nos olvidemos que fue el grupo nacionalista quien presentó una moción al pleno de 16 de julio para que se elaborase un plan de ajuste que garantizase el saneamiento económico del ayuntamiento. ¿Podemos llamarle traición?

Hablo desde la experiencia de haberme plantado en su momento ante una situación parecida, y eso que los motivos entonces eran fruto de una herencia sobrevenida, cuanto más ahora que el origen aludido desde el gobierno de ese desequilibrio ha sido de libre elección y probablemente compartido entre socios de investidura.

 Apoyar una investidura es, en muchas ocasiones, un caramelo envenenado. Podemos estar asistiendo a uno de esos casos, pero que los nacionalistas no apoyasen el plan de ajuste que ellos mismos pidieron y pretendiesen que el PP, con su abstención, enmendase los errores que ellos mismos pregonan de a quien invistieron, resulta hasta pueril.

Betanzos padece de un problema de inacción y financiación insuficiente para los servicios que le son propios, junto con la cantidad de obligaciones patrimoniales, estratégicas y sociales que todos queremos que afronte

Los recursos no son infinitos y de la historia no se vive eternamente; por eso en algún momento alguien solvente tendrá que mover ficha y plantear abiertamente sin demagogia el aportar más, cambiar prioridades o aceptar el que hay que ofrecer menos. Los milagros no existen y habrá que aterrizar en la realidad en algún momento.

Para eso hacen falta gobiernos que sumen mayorías, cohesionados y sensatos. Lo que no sé es si los actores están por la labor o siguen inmersos en su estrategia partidista. Ya sé que el riesgo puede ser morir en el intento, claro que la otra opción es perder por no intentarlo.

¡Todo lo demás es circo y sobreactuación!