La Marina es una de las zonas de A Coruña más castigadas en los últimos meses por robos, atracos, mendicidad organizada y trapicheo de drogas; y los establecimientos de hostelería son uno de los objetivos de los delincuentes.
El incremento de la criminalidad en A Coruña no es una novedad, pero no por ello debemos asumirlo como si de algo normal se tratara. Más bien al contrario. La denuncia de robos, atracos, tráfico de estupefacientes y cualquier tipo de delincuencia debe ser permanente y continua, para que quienes tienen la responsabilidad de velar por la seguridad de todos los ciudadanos adopten las medidas necesarias y que estos delitos no queden impunes.
Así lo entienden muchos empresarios de la hostelería, entre ellos Alberto Boquete, propietario de La Mansión 1783, que en lo que llevamos de año ha sufrido en su establecimiento de La Marina tres robos, si bien el último, hace poco más de una semana, sólo quedó en el intento, gracias al refuerzo de las medidas de seguridad en el local. Sin embargo, otras cafeterías próximas no corrieron la misma suerte y sufrieron las consecuencias de los ladrones.
Y es que los medios humanos y materiales con los que cuentan las administraciones competentes -Ayuntamiento y Subdelegación del Gobierno- son claramente insuficientes. El número de efectivos ha descendido en los últimos años considerablemente y la presencia policial es prácticamente inexistente, mientras que el número de delitos se ha incrementado exponencialmente: La ecuación perfecta para que los delincuentes campen a sus anchas, en una ciudad que hasta hace poco menos de una década era totalmente segura.
El regente de La Mansión 1783 reclama más medios humanos para la Policía Nacional y la Policía Local, porque su presencia en la calle disuade a los delincuentes y evitaría muchos de los delitos que hoy cometen.
Hace más de un año -comenta Alberto- empresarios de hostelería mantuvimos una reunión con la Subdelegación del Gobierno, pero desde entonces, en lugar de mejorar, la delincuencia no hace más que crecer como se desprende de los informes del Ministerio del Interior sobre los índices de criminalidad, que sitúan a A Coruña en el primer puesto del ranking.
Los hosteleros son conscientes de la impotencia de la propia Policía porque, aunque hacen su trabajo persiguiendo y deteniendo a los delincuentes, en muchas ocasiones, a las pocas horas vuelven a estar en libertad.
El propietario de La Mansión plantea que las autoridades competentes adopten las medidas necesarias para que la reincidencia sea castigada como corresponde y, si tienen que articular los cauces de reinserción social que sean precisos, que lo hagan, porque lo que no es normal -subraya- es que haya total impunidad ante la oleada de robos, atracos y delitos que venimos soportando en los últimos años.
En fin, una situación que requiere una presencia policial permanente, y no puntual durante la última semana de campaña electoral como hemos visto recientemente, porque junto a los robos de establecimientos también prolifera la mendicidad organizada.