Una reflexión serena mientras Pedro Sánchez deshojaba la margarita.
Parece claro que a los políticos españoles les cuesta pasar desapercibidos. Vivimos de sobresalto en sobresalto, y no alcanzo a entender cómo es posible que pretendamos progresar ordenadamente cambiando de tercio casi a diario. La batalla por el relato se come a la Historia.
Vaya por delante mi preocupación y molestia, cuando no indignación, por el barrizal en que se ha convertido la cosa pública. Casi todas las estructuras partidarias han aportado lo suyo en los últimos años, hasta dificultar el encontrar relevos fiables en sus propios cuadros.
¿Es el señor Sánchez adalid de buenas prácticas? ¿Le ha valido todo? ¿Compensa? Evidentemente no compensa.
Les hablo con conocimiento de lo que es una cacería sufrida en carne propia, y consentida por los de arriba. Cuando estamos hablando de Poder o de Mercado, sin haber Principios, las estructuras se entregan de modo descarnado y salvaje a conseguir el fin, caiga quien caiga.
Dicho esto: ¿Es el señor Sánchez adalid de buenas prácticas? … ¿Le ha valido todo? … ¿Compensa?
Evidentemente no compensa. Igual que en mi ciudad el efecto ha sido demoledor, tanto para el conjunto como para alcanzar a ser alternativa. A nivel nacional tendrán que atarse los machos porque esto es invivible y solo genera desafección.
Espero que el plan del 2009 no se esté imponiendo como guía de un buen hacer, ¡porque si no estamos perdidos!
Los argumentarios de estos días hacen hincapié en que está en peligro la democracia, cuando lo que realmente ha puesto en riesgo con su quehacer es la socialdemocracia.
Los que creemos en el justo medio, y tratamos de no agredir, no es que vivamos en la indefinición; simplemente tenemos asentados unos Principios y no nos debemos a ninguna de las “franquicias”
Yo soy de los que añoran aquellos primeros años de nuestra democracia. Esos años tan denostados, por algunos, a los que hoy, el que ilustra el artículo, les ha dado altavoz y mando en plaza … ¡quizá por aquí vengan acumulándose parte de sus problemas de conciencia!
Los argumentarios de estos días hacen hincapié en que está en peligro la democracia, cuando lo que realmente ha puesto en riesgo con su quehacer es la socialdemocracia.
En el momento que estoy escribiendo, faltan aún tres días para que el presidente Sánchez finalice su periodo de reflexión y acaparamiento de focos. Lo que parece claro es que esto último, en sí, ya es un objetivo conseguido … y, probablemente, otro horizonte sea lo que busca.
¡No somos nadie!