Esa es la conclusión a la que llego todos los días cuando recorro la ciudad y compruebo el deterioro de aceras y calles.
Ayer me encontré esta tapa de alcantarilla en este estado lamentable. Supone un gran peligro para los peatones, sobre todo para la gente mayor, porque no se ve muy bien y menos de noche, como ha sido mi caso, que por poco no meto un pie dentro, con el riesgo de romperme un tobillo.
Lo vergonzoso es que está a dos pasos de María Pita, justo enfrente del arco de María Barbeito, entre la casa Batanero y la casa Molina, casi en la parada de bicicletas del ayuntamiento.
Para que tropiece aquí una persona y se parta la crisma no hace falta mucho y, para colmo, por ahí pasan muchas personas, entre ellas, muchos turistas.
Supongo que la alcaldesa estará tranquila, porque si alguien se lastima ya pagarán los coruñeses la indemnización.