Se dice que a la política tenemos que ir llorados y aceptar que el tránsito rara vez será duradero y sin padecimientos.
Hacer carrera hoy no parece ya tan sencillo como hace años y es que las cosas, hoy, van muy rápido. Nunca se estuvo tan expuesto, pero tampoco antes se hacían las piruetas que hoy vemos para atraer la atención o mantener el poder.
Conceptos como “vocación de servicio público” o “fidelidad a unos ideales” son fácilmente superados por el “no pasarán”. Es tremendo cuando te los saltas o permites que se los salten porque te arrastran a la pérdida del sentido, la incomprensión o directamente a defraudar los principios que movieron tu causa.
El ejercicio de travestismo que hemos vivido en los últimos meses en el PSOE nacional ha precipitado el resultado electoral ocurrido en Galicia.
Causas puede haber muchas, todas convenientes para cubrir lo diversos que somos, pero necesariamente tienen que estar guiadas por la autenticidad y la coherencia. ¡Y en ese nivel se ha caído el edificio!
El ejercicio de travestismo que hemos vivido en los últimos meses en el PSOE nacional ha precipitado el resultado electoral ocurrido en Galicia, y no sé hasta qué punto es posible ya el retorno. Lo que les cuento no es una buena noticia, por cuanto dejan a una buena parte del electorado sin alternativa convincente, y a sus antagonistas acomodados en una posición de dominio sin amenazas.
Cuando hablamos del PSOE como un partido centenario solemos relacionarlo con la inmortalidad, pero, no debemos confundir longevidad con eternidad. El “nacemos porque morimos” o el “torres más altas cayeron”, deben poner en guardia a los comprometidos de ese espacio si no quieren ver hecha realidad esa frase que preside muchos de nuestros campos santos: “Fuimos polvo y al polvo hemos de volver”.
En mi opinión es urgente una intervención de fondo y de forma. De fondo por cuanto no es posible, casi en exclusiva, estar defendiendo y aplicando las políticas de otros. Y de forma porque no puede valer todo para seguir un poco más.
Bases y dirigentes del PSOE tendrán que enfrentarse al toro o asumir un riesgo real, como ya pasó en Francia, de volver al polvo.
A estas alturas de la serie, el actor ya no puede abandonar su papel, pero si pueden los propietarios de la compañía cambiar el destino de la historia, si es que les preocupa esto que narro desde la absoluta independencia.
Bases y dirigentes del PSOE tendrán que enfrentarse al toro o asumir un riesgo real, como ya pasó en Francia, de volver al polvo – ¡Cada día que pasa es ya más tarde! – en cualquier caso, solo a ellos les corresponde decidir.
Los opinadores podemos sugerir, pero ni somos dueños de la verdad ni somos competentes para patrimonializar cualquier invitación al cambio en casa ajena.
¡Quizá después de las elecciones europeas lo vean más claro!