Se han gastado un montón de dinero en la obra eterna de Alcalde Marchesi. Los vecinos hemos sufrido los días interminables intentando que la pintura quedase fijada en el pavimento y los meses de parches sobre parches.
Al final, estamos viendo que han querido que todo quede bonito, pero es poco práctico. Las furgonetas de reparto no giran entre los bancos y los deterioran con continuos roces y los contenedores de basura están todos los días a rebosar.
Tampoco nos vendría mal que limpiaran la calle más a menudo con las máquinas que usan en la plaza de María Pita. Pero eso pasaría si el gobierno municipal, además de hacer obras, también se preocupase de hacer un mantenimiento adecuado de los barrios.