Es evidente que es necesario realizar un adecuado mantenimiento de todas las calles de la ciudad, pero hay alguna que necesita un especial cuidado.

Desde hace muchos años recorro a diario la calle Real y he asistido a su progresiva transformación. Sin embargo, en los últimos años su deterioro ha sido constante y progresivo, con losetas desprendidas y que se tambalean cuando las pisas.

El otro día me sorprendió ver a unos operarios municipales echando cemento a una loseta que estaba bailando. Lógicamente al cabo de unos días, tras las lluvias y el paso de personas y vehículos, ya volvía a estar suelta.

Por el bien de los vecinos que la transitamos y de los turistas y cruceristas que nos visitan es urgente que la alcaldesa se tome en serio el mantenimiento de las calles y, concretamente, de la calle más emblemática de la ciudad.