Llega el verano y con el los festivales de música, una enorme fuente de ingresos que actúaa como reclamo turístico e impulso para el comercio local. Poniendo el foco en nuestra ciudad, os planteo la siguiente pregunta: ¿Es A Coruña una ciudad referente en el panorama musical a nivel nacional? En mi opinión no, todavía estamos muy lejos de llegar al nivel de los festivales organizados en otras ciudades, pero sí que tenemos el potencial para poder llegar a serlo en un futuro.
Desde el boom de los festivales en nuestro país durante los 90, la música en directo ha evolucionado en dirección a la comercialización de estos grandes eventos, tanto en la música que se ofrece como en el público al que se dirige. Ya que la apuesta sobre seguro es atraer a la juventud con los cantantes que más escuchan en sus playlists de Spotify, siendo el único peligro el que les falle el autotune en directo. Pese a la dominante presencia de la música comercial, los festivales de música alternativa han ido ganando terreno, ya que actúan como punto de reunión para de los amantes de los géneros musicales que no suelen sonar en la radio. En Galicia tenemos dos ejemplos perfectos de festivales alternativos conocidos a nivel mundial, el Festival Internacional do Mundo Celta de Ortigueira y el Resurrection Fest en Viveiro, festivales referentes de la música folk y del hardcore/metal respectivamente. En el 2022, se celebraron en España más de 900 festivales, una cifra que reflejada en los datos del Anuario de la Música en Directo presentado por la Asociación de Promotores Musicales, se traduce en una facturación de 459,2 millones de euros en venta de entradas y en la creación de casi 300.000 puestos de trabajo. Los datos demuestran por si solos el impacto económico y el crecimiento de este sector en los últimos años, un movimiento que nuestra ciudad tendría y podría sacar más provecho.
Los dos grandes festivales que acoge nuestra ciudad son el Noroeste Pop Rock, Noroeste a secas desde 2016, y el Morriña Fest. El puerto se ha situado como el centro de referencia del panorama musical, ya que el escenario que se montará entre los muelles de Batería y Calvo Sotelo no solo acogerá al Morriña durante el 28 y el 29 de julio, sino que antes tocarán allí grupos como Scorpions o Marea (los alemanes el 13 y los españoles el 22 de julio). Además, en septiembre se celebrará en ese mismo escenario el festival Noites do Porto, que se adelanta un mes tras el éxito de la pasada edición. Por tanto, es cierto que la oferta musical es bastante completa, a la que hay que sumarle los conciertos por las Fiestas de María Pita que se anunciarán próximamente, ¿Pero es suficiente para hacerle competencia al resto de festivales? Es fundamental que desde el Ayuntamiento se fije la estrategia sobre hacia donde queremos llegar y como vamos a lograr esos objetivos. Decidir si queremos competir con el Sónar, el Bilbao BBK Live o el Mad Cool, o nos conformamos con organizar uno de los cientos festivales que se organizan en Galicia. Todavía quedan varios géneros musicales por explotar en el sector de los festivales, siendo estos la música urbana y el hip hop, ya que todavía no se ha consolidado ningún festival de este tipo de música en nuestro país. Esta podría ser una oportunidad para que Coruña se postule como el centro de este tipo de música, pero para ello, la cultura y la música deben promoverse durante todo el año, no solo el reggeaton o el trap una vez llega el verano tras saltar las hogueras de San Juan.
Es muy difícil crear un movimiento desde la nada, pero lo cierto es que nuestra ciudad tiene el potencial para poder convertirse en un centro de referencia musical en nuestro país, ya que contamos con una localización idónea y una cultura vibrante. Tenemos que buscar la manera de que la gente pare en A Coruña en vez de ir a Santiago al Son do Camiño o a Vigo al Marisquiño. Ya contamos con festivales con bastante movimiento a nivel local, falta darles una mayor proyección a nivel nacional e incluso internacional para hacerlos destacar sobre la enorme competencia. Una opción sería conectar estos eventos con las grandes fiestas de la ciudad, como la noche de San Juan, para tomar ventaja de la proyección internacional con la que cuenta esta fiesta y así sacarle provecho en el ámbito musical. Pienso que el uso del puerto como centro del panorama festivalero coruñés es un gran acierto, ya que se trata de una localización idónea que representa a la perfección la relación de la ciudad y su gente con el mar. La idea de organizar conciertos en lugares icónicos es un propuesta muy popular en muchas otras ciudades de España, por ejemplo Madrid con las noches del botánico, donde el valor del escenario juega un papel tan relevante como la música que se toca.
En definitiva, queda mucho camino para convertirse en una ciudad referente en el sector de los festivales, pero contamos con los elementos necesarios para conseguirlo. Los recursos, el escenario y el interés están ahí, lo que falta es impulsar la cultura musical coruñesa durante todo el año, no solo en verano. Para que eso se consiga, es imprescindible darle más visibilidad a las salas de conciertos, agilizar la concesión de licencias para tocar música en directo en los locales y promocionar el ambiente festivo que respira A Coruña. Esa en una condición necesaria para que se puedan organizar festivales que sean paradas obligatorias para los amantes de la música y no se traten de otro evento más del montón. Ya que si una ciudad no respira cultura, no puede expirar música.