El nivel retributivo de muchos sectores compite con las paguitas del Estado y esto desincentiva el trabajo.

Durante este último mes de mayo se han publicado numerosos titulares, en prensa local y nacional, sobre sectores productivos que buscan trabajadores extranjeros para cubrir sus vacantes. Esto no sería raro si no fuera porque en España existe un paro de cerca del 15%. O lo que es lo mismo, hay vacantes que no se cubren y hay personas que están cobrando del Estado por no trabajar. Lo que es bastante incomprensible. 

En España, con un paro del 15%, hay que acudir al extranjero a captar mano de obra para cubrir puestos de trabajo en numerosos sectores productivos

En primer lugar, hay que analizar el tipo de empleo que no logra cubrir la oferta laboral que se ofrece. Son profesiones mayoritariamente del sector primario y secundario relacionados con industria, construcción, agricultura, mecánica, electricistas u hostelería. En cualquiera de los casos existe una tónica común, y es que el rango inferior salarial de esos puestos (el que sería de los “aprendices”) compite directamente con los subsidios pagados por el Estado. Es decir, que compensa quedarte en casa antes que ir a trabajar. 

Una solución para resolver esta problemática es eliminar el subsidio a las personas que rechacen una vacante de trabajo sin causa justificada

Por lo tanto, el primer problema son los subsidios estatales que incentivan el no trabajar. El segundo problema sería que estos subsidios están siendo abonados aún con la presencia de vacantes laborales. Y esto es de fácil solución: se publica una vacante de trabajo y se realiza una lista con las personas cuyo perfil laboral se adapta a los requerimientos de la vacante. Si no hay una causa justificable para rechazar el puesto (enfermedad, formativa, etc), el subsidio del titular debe ser eliminado de inmediato.

Cada vez hay menos mano de obra cualificada para determinados puestos de trabajo y uno de los problemas es que se ha eliminado la figura de aprendiz

En tercer lugar, está la falta de formación en los oficios de toda la vida. Se ha perdido la figura del “aprendiz” que tiene que empezar desde abajo y que en sus primeros meses no genera realmente, pues tiene que aprender el oficio. El problema viene porque el empleador tiene que absorber la totalidad de sus costes laborales por una persona que no está produciendo. ¿Cuál es la respuesta? Que no se invierte para formar porque no es rentable. ¿Cuál es la consecuencia? Que cada vez hay menos mano de obra cualificada para determinados puestos de trabajo. 

Existe una elevada oferta de titulados universitarios y escasean las personas que trabajan en sectores que requieren esfuerzo físico

En cuarto lugar, tenemos que analizar la inflación que está habiendo en determinados sectores. Cada vez hay menos camareros, mecánicos, electricistas, soldadores, etc. Y los profesionales válidos son remunerados, incluso, por encima de los puestos con carrera universitaria, por la sencilla ley de oferta y demanda. Ahora levantas una piedra y tienes 100 graduados en Administración de Empresa, que no saben hacer un cierre contable. Mientras que, por otro lado, nadie quiere mancharse en trabajos manuales, que siempre tendrán una demanda. 

Por todo ello, la solución es bien sencilla, pero profundamente impopular para el voto clientelar que está mano sobre mano. Flexibilizar el mercado laboral. Eliminar rigideces. De tal manera que una persona competente pueda moverse libremente de trabajo en trabajo, sin tener que estar preocupado porque pierde su prestación de X años trabajados si lo despiden. Sobre el tema de los subsidios, es vital que estén ligados exclusivamente a que sean abonados siempre y cuando no se rechace ninguna oferta laboral.

También existe una bolsa de personas que reciben subsidios y cobran dinero B por hacer determinadas tareas, como las cuidadoras o personal de limpieza de casas

Y luego hay otra bolsa de personas que cobra el paro y, adicionalmente, recibe remuneraciones “en negro” para complementar su subsidio. Este caso es especialmente común entre las personas limpiadoras del hogar y las asistentas de personas mayores. Esta población suele ser mayoritariamente de género femenino y nacidas o con ascendiente latinoamericano. Por lo tanto, aparte del subsidio por desempleo, se pueden adherir a otras dádivas como “persona con riesgo de exclusión social” y ayudas varias por no llegar al mínimo económico. Todo ello mientras cobra un salario en dinero B.

En definitiva, toda inmigración que venga a aportar es bien recibida. Da exactamente igual su raza, orientación o sensibilidad, siempre que añadan valor a la sociedad. Ahora bien, lo que no se puede permitir, como ciudadanos, es que el Estado despilfarre tu dinero en ineficiencias y permita que no haya personas para trabajar, con un paro del 15%.