La polimedicación ha traído mayor esperanza de vida, unida a la dieta saludable y a la práctica razonable del ejercicio aeróbico, pero queda en manos de los médicos de atención primaria buscar el equilibrio en la medicación pautada
Asís Fernández Riestra
El artículo publicado hace unos días, es de por sí muy completo. Tan solo comentar, que muchos de los protocolos en medicina cardiovascular, incluyen elevadas dosis de estatinas o hipotensores, incluso en ancianos.
Mi opinión como internista, es que los niveles deseables de mantener a raya el conocido como “colesterol malo” (LDL) es muy importante en pacientes menores de 50 años, en especial en prevención secundaria.
Pero manejar dosis altas de estatinas (medicinas muy eficaces sin duda) en mayores de 75 u 80 años, ya no va a conseguir la regresión de la placa de ateroma y conllevan efectos secundarios indeseables, como las molestias del aparato locomotor o a veces daño hepático.
No es muy recomendable pautar elevadas dosis de estatinas en mayores de 75 años
En cuanto a determinados antiarrítmicos, pueden causar defectos en la función tiroidea, como es sabido de sobra, lo que exige a su vez ajustar o pautar levo- tiroxina.
Si es importante, en cambio, en mi opinión, manejar bien la hipertensión arterial (HTA) como factor de riesgo evidente a partir de cierta edad en la aparición de un ictus, pero también hay que vigilar muy de cerca la función renal.
En el caso de la fibrilación auricular, cuyo aumento al cumplir años está bien documentado, la aparición de los nuevos anticoagulantes anti-Factor X, han aportado un paso de gigante, pero una vez más, es clave que la función renal sea la adecuada.
En definitiva, la polimedicación ha traído mayor esperanza de vida, unida a la dieta mediterránea (o atlántica, para satisfacción de los que somos gallegos) y a la práctica razonable del ejercicio aeróbico, pero queda en manos de los médicos de atención primaria, buscar el equilibrio en ese conjunto de la medicación.