Varios empresarios e inversores se han puesto en contacto con este medio para mostrar su desesperación por el trato recibido desde el Ayuntamiento de La Coruña. Todos piden mantener el anonimato.
Coinciden, no obstante, en una serie de puntos comunes. Ninguno ha tenido la posibilidad de ser atendido de forma presencial sino que todo el proceso es telemático. Esto les impide, además, conocer quién es el responsable de tramitar sus casos.
Uno de los afectados declara que él no se dedica a esto sino que, con compañeros, tomó la iniciativa de realizar una inversión en la ciudad y comprar un edificio. Tanto en el IBI municipal como en el registro el bajo de dicho edificio se consideraba habitable, sin embargo, a la hora de pedir una licencia para arreglar la fachada, desde el Ayuntamiento le comunicaron que ellos lo consideraban comercial. Tras presentar las pruebas correspondientes, desde la administración siguieron exigiendo que se declarara el local como comercial.
Para tratar de evitar esta situación, solicitaron una licencia que no incluía el bajo. Sin embargo, el Ayuntamiento volvió a poner la condición de que el bajo dejara de ser habitable, aunque esta vez no estuviera incluido. De esta manera, todo el proyecto está paralizado y en manos de abogados.
Este inversor declara que tras sus quejas por la rocambolesca situación desde la administración le dijeron “pues denuncia al Ayuntamiento”.
Por otro lado, una empresa también afectada por la parálisis de las licencias nos cuenta que se dedican a la rehabilitación de edificios. Esta labor es importante dado que aumenta la oferta de vivienda en la ciudad con su correspondiente efecto a la baja en los precios. Es decir, los límites que se les pueda imponer a este tipo de proyectos tienen sus efectos sobre el acceso a la vivienda de los coruñeses.
Declaran que llevan años de retraso en la concesión de varias licencias. “Cualquier obra, por pequeña que sea”. Sin embargo hay un tipo de obra, las de comunicación previa, en las que opera cierto silencio administrativo, es decir, si en 15 días no se obtiene respuesta se aprueban automáticamente.
Esto último, que a primera vista no parecería ser fuente de problemas, se ha convertido en un infierno para esta empresa. “En principio tienen 15 días para responderte, pero no es ninguna garantía”. Y es que en este caso el retraso fue por la vía de la solicitud de andamio. “Tienes seis meses tras la aprobación, pero debes hacer una solicitud de andamio que no puedes pedir hasta que tengas la licencia de obra. Lo que pasa es que tardan, para esto, entre dos y tres meses en concederlo. O sea, de esos seis meses debes estar dos o tres esperando. No nos des seis meses cuando tardamos dos o tres sin poder empezar”.
Pero, además, pese a que ellos no actúan con celeridad si se la exigen al inversor. “Si te requieren una documentación te conceden diez días. Te dicen que si no lo reciben en ese tiempo se dará por desistida”.
Declaran, además, que esto sucede solo en el Ayuntamiento de La Coruña. “Hay ayuntamientos limítrofes que en cuestión de un mes tienes licencia de obra, de andamio y lo que necesites. Así sí que puedes hacer una planificación. Pero es que en La Coruña no puedes empezar en, como mínimo, cuatro meses. Es muy difícil programar eso, nos lo ponen muy difícil”.
Es decir, los ayuntamientos colindantes están atrayendo, por sus condiciones, mucha inversión que le correspondería a la ciudad por culpa de los retrasos administrativos. “Un ejemplo, en una obra de un importe elevado, como nos dieron seis meses para iniciar los trabajos y ocho en total para ejecutar, al tardar ellos tres en conceder la solicitud de andamio no nos dio tiempo a acabar la obra y tuvimos que volver a solicitar una licencia que nos costó 3.500 euros. No tienen ni un poco de empatía”.
Es decir, por culpa de los retrasos ocasionados por la administración tuvieron que pagarle otra vez esa cantidad. “No sé si lo hacen con afán de recaudación”.
Así están las cosas en nuestro Ayuntamiento.