Vivimos tiempos difíciles, en los que las expresiones en riesgo de exclusión, colectivos vulnerables, pobreza extrema se han convertido en una alarma que hace que nuestros resortes de solidaridad, de compromiso y de apoyo se disparen dispuestos a echar una mano. Las colas ante los Bancos de Alimentos o entidades benéficas nos sacuden el alma; las noticias sobre familias que pasan frío en invierno no tienen hogar o viven de la mísera pensión de un abuelo, nos estremecen. Y es que, por mucho que a veces determinados malos ejemplos nos lleven a abjurar de nuestra condición de seres racionales provistos de humanidad, lo cierto es que somos mayoría los que creemos y nos comportamos como personas con conciencia, solidaridad y ética.

Quizás por todo ello los representantes públicos, al igual que la mujer del César, deban dar ejemplo, siendo y pareciendo honrados; la encomienda ciudadana de gestionar y responder del uso que se hace de los fondos públicos es mucho más que una obligación, es un deber irrenunciable que de vulnerarse debería tener consecuencias más allá del terreno meramente electoral.

Se ha hablado mucho en prensa de corrupción política, de mordidas, de porcentajes, aunque se haya hablado menos en los Juzgados; sin embargo, no es necesario tirar de tales calificativos si de lo que se trata es de valerse de los instrumentos que la ley te proporciona para retorcerlos hasta hacer un uso indecente de los mismos en beneficio propio. Y este parece ser el caso del alcalde en la sombra, José Manuel Lage Tuñas, que ha conseguido hacer un uso y sobre todo abuso de su condición de gestor de los dineros públicos municipales que le ha llevado a ingresar un total de 55.582 € desde julio del 2019 hasta marzo de este año en concepto de dietas por asistencia a mesas de contratación del ayuntamiento.

Sabemos que en estos últimos cuatro años ha cobrado de la Diputación un sueldo total de 251.468 euros, pero desconocemos cuáles han sido sus ingresos totales por asistir a los plenos municipales, por su asistencia a las diferentes comisiones de gobierno, juntas de gobierno o por su asistencia a las juntas de organismos municipales como EMALCSA. Y no lo sabemos porque en el ayuntamiento coruñés no hay transparencia.

Ya se ha encargado Lage Tuñas de que no la hubiese, colocando al frente de la Comisión de Transparencia a su socio preferente de Marea, Yago Martínez, que en cuatro años tan sólo ha reunido cinco veces esta comisión que tendría que poner luz y taquígrafos a la gestión municipal, pero que ha optado por cubrir con un manto oscuro lo que se cuece en el Palacio Municipal de María Pita.

Es decir, hay una alta probabilidad de que el Sr. Lage Tuñas haya cobrado más que la alcaldesa, el Presidente de la Diputación, el Presidente de la Xunta o incluso que el del Gobierno de España… ¿y cómo puede ser eso?

Según nos informan nuestras fuentes municipales, el “sistema Lage Tuñas” está basado en la discrecionalidad del número de convocatorias de determinados órganos. Es decir, es el propio Lage Tuñas quien determina cuánto va a percibir cada mes, o lo que vendría siendo un verdadero sueldo a la carta.

En AHoyNoticias hemos publicado el lamentable balance de gestión del equipo de Inés Rey y Lage Tuñas en estos cuatro últimos años. Recordamos que han quedado sin ejecutar 147 millones de las inversiones aprobadas en los presupuestos municipales. Es decir, no se invirtieron una media de 49 millones cada año en los barrios, lo que supone que 7 de cada 10 euros prometidos no se destinaron a mejorar la ciudad. A pesar de este pobre balance, el concejal de contratación asistió a 187 mesas de contratación, con una duración media de una hora y una retribución de casi 300 euros por el “intenso” trabajo de este superconcejal. A esto hay que sumar su asistencia a 175 juntas de gobierno, muchas de ellas de carácter extraordinario y por las que percibe más de 350 euros por cada una.

Si la celebración de estas reuniones es absolutamente legal, el abuso en la convocatoria que se ha hecho de las mismas con objetivos que parecen moverse en la órbita del enriquecimiento propio es, como poco, reprobable y reprochable éticamente. Claro que a la luz del currículum del polémico concejal Lage ya nada nos extraña. Berreaba la señora regidora Inés Rey en su vergonzante espectáculo carnavalero, emulando a la desolada Shakira, que las mujeres no lloran, las mujeres facturan, pues en este caso el que factura, y bien, es el señor Lage.

En un contexto social y económico de grandes dificultades para tantas y tantas familias en nuestra ciudad y en nuestro país, un servidor público que se jacta además de servir a los más débiles debería ser un ejemplo de ética y responsabilidad.

Tal vez la clave de esta cuestión la encontremos en las palabras de Warren Buffet cuando señala que la honestidad es un regalo muy caro, no lo esperes de gente barata.