Ante la inflación el gobierno socialista de Portugal elimina el IVA en productos básicos

            Durante la última semana de marzo hemos conocido que el Índice de Precios al Consumo (IPC) en España ha moderado su ascenso hasta el 3,3% y se sitúa en el 7,5%  el dato subyacente, que excluye energía y alimentos. Hay que tener en cuenta que el dato se calcula sobre el nivel de precios de marzo de 2022, fecha en la que comenzó el conflicto armado en Ucrania; por ello, el índice general del IPC es tan bajo, porque su comparable del año pasado fue muy exigente. Aún así, sigue siendo preocupante el IPC subyacente que se mantiene en el doble del índice general.

Con la subida de absolutamente todos los productos de la cesta de la compra, el Ejecutivo de España no se ha querido quedar atrás y ha elevado las cotizaciones sociales para el saqueo de dos generaciones y posterior trasvase a los actuales pensionistas. Tampoco nos podemos olvidar de la subida del Euribor, pues a todos los titulares de una hipoteca a tipo de interés variable que les tocara la revisión de precio en marzo, se van a encontrar este mes con un incremento de la letra de entre el 25 y el 50%.

Pero no todo está perdido, hay brotes verdes, pues somos vecinos de un país donde parece que se están empezando a implementar políticas con sentido común. Digo que hay brotes verdes porque su ejecutivo es socialista, presuntamente parecido al del Gobierno de España y parece que algo se preocupa por sus ciudadanos con la que está cayendo. Y es que el Gobierno de Portugal ha propuesto eliminar el Impuesto sobre el Valor añadido (IVA) de hasta 44 artículos que son considerados productos básicos, incluyendo la carne y el pescado.

Esta propuesta, que restará ingresos al Estado, viene después que el déficit público del país para el ejercicio 2022 fuera menor al presupuestado (del 0,4% frente al 1,9% previsto). El Gobierno de Portugal vigilará la correcta aplicación de la norma después de la experiencia de la reducción del IVA en España, donde los proveedores han incrementado los precios para llenar el vacío que deja el impuesto. Para ello, el primer ministro portugués, Antonio Costa, firmó un acuerdo con la asociación portuguesa más importante de empresas de distribución buscando que la medida funcione.

Se estima que el coste total de esta medida, que ayudará a las familias portuguesas a aliviar la empinada cuesta que está siendo 2023, será de unos 600 millones de euros; a razón de 100 millones de euros al mes durante los seis meses que se implementará esta reforma. Para ponerlo en perspectiva, esos 600 millones de euros es el presupuesto que tiene el Ministerio de Igualdad que, al igual que la ayuda del gobierno de Portugal, da de comer a mucha gente.

En España, la eliminación del IVA en productos básicos de la cesta de la compra mitigaría la reducción de ventas de fruta, verdura, carne y pescado que se lleva experimentando desde inicios de año. Es relevante fomentar el consumo de productos frescos de proximidad porque la industria que genera esos productos es la que vertebra el medio rural. En definitiva, si no se venden estos productos, su precio en las lonjas caerá y no será sostenible la actividad para las miles de familias que viven de estas industrias.

Ya no sólo la eliminación del IVA, si no también la bajada de este genera una activación del consumo que inicia una inercia por la que hay más transacciones, siendo el Estado el mayor beneficiario de este aumento en el consumo. Así pues, con una bajada de impuestos y un aumento del dinamismo de la economía, el Estado recaudaría más que subiendo los impuestos hasta cotas donde se promueve el exilio fiscal de los españoles.