Tras ser cazado en una gran mentira y demostrar que realizó obras en su entreplanta antes de obtener la licencia, a la oposición no le queda más remedio que acudir a los juzgados.
Decir que, en estas últimas semanas, estamos asistiendo al más bochornoso y reprobable espectáculo dado por un responsable político municipal en nuestra ciudad es quedarse corto. Y sí, nos referimos al “affaire” pisitos de Lage Tuñas que, cual tirano señor feudal, considera A Coruña como su feudo y a nosotros, los coruñeses, como ignorantes y serviles vasallos.
Lage Tuñas compareció muy nervioso en el Pleno municipal, forzado por la oposición, realizó una intervención farragosa y mintió de forma palmaria al asegurar que las obras en su entreplanta no se habían realizado todavía.
A este respecto, el último capítulo vivido, hasta ahora, del asunto fue su lamentable comparecencia en el Pleno municipal del pasado jueves, donde en mi humilde opinión, quedaron claras varias cosas:
- Pidió comparecer, conocedor de que tal comparecencia iba a ser solicitada por la oposición. Demostración de gran valentía.
- El sultán de Outes hizo grandes esfuerzos para mantenerse sereno, si bien sus balbuceantes palabras, su rictus tenso, su discurso inconexo y vacilante -a pesar de ser leído-, delataban una más que evidente inseguridad y temor, dos situaciones éstas que no se dan en quien no tiene nada que ocultar.
- Quedó meridianamente claro que mentía, repasen ustedes si tienen oportunidad las imágenes o actas del Pleno y comprobarán como, no sólo no contestó a las interpelaciones de los portavoces de la oposición, sino que reiteradas preguntas del señor Lorenzo, que no obtuvieron respuesta, fueron además acompañadas de pruebas documentales imposibles de rebatir.
- La oposición, por vez primera, ejerció de tal, reprobando conjuntamente su comportamiento, y sacudiéndole una buena paliza argumental, condenando sin paliativos su actuación y exigiéndole responsabilidades a él y a quién le da carta blanca para saltarse todas las líneas rojas de la Administración en beneficio propio, la co-alcaldesa, consentidora, y por ende cómplice, de tal conducta.
Tras la sucesión de hechos que apuntan a un presunto trato de favor y a una clara vulneración de las normas urbanísticas, es imprescindible que PP y BNG vayan hasta el final para que este concejal con competencias en Urbanismo, que ha hecho obras sin licencia, abandone la política.
Pero no nos engañemos, ha llegado la hora de pedir también responsabilidad a la oposición, no sea que los coruñeses nos veamos desprotegidos en la vulneración de nuestros derechos y en nuestra dignidad, y tengamos que acabar haciendo su trabajo: acudir a la Justicia.
No es menos cierto que hay quien sostiene que la actuación de oficio de la Fiscalía se está haciendo esperar; otros señalan hacia el decepcionante papel del silencio cómplice y bien remunerado, a través de nuestros impuestos, de una prensa que no ejerce ya de cuarto poder, sino de agradecido lacayo por dejarle sentar a la mesa de las prebendas económicas en forma de publicidad; y nada podemos decir de un Gobierno municipal, incapaz y exiguo ejército, que ha optado por guardarse su dignidad en favor de la generosa “soldada” mensual; ni tampoco de un PSOE que no ve problema en darle la patada al señor Ábalos, pero en el caso “pisitos Lage” nadie ha movido un pieza. Haría bien el señor Besteiro, con el pasado que arrastra, en alejar de sí toda sombra de corruptela y darle puerta a este elemento.
Es cierto que Fiscalía ya debería de haber tomado cartas en este turbio asunto, ya que hay una larga lista de razones en el Código Penal para castigar a los políticos que abusan de su poder.
Así pues, señores del PP y del BNG, esto no puede quedar en pedir que dimita el señor Lage ni en que “lo dimita”, en un acto de responsabilidad sin precedentes, la co-alcaldesa; ustedes saben perfectamente que eso es como clamar en el desierto para que llueva.
¿Qué tal un paseíto por el Título XIX del Código Penal? Porque de la Ley de Bases de Régimen Local y del ROF nos olvidamos ¿no?
“La autoridad o funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en asunto administrativo sustrajere, destruyere, inutilizare u ocultare, total o parcialmente documentos cuya custodia le esté encomendada…”
“La autoridad o funcionario público que, por razón de su cargo, tenga encomendada la custodia de documentos…impedir el acceso”
“La autoridad o funcionario público que influyere en otro funcionario o autoridad prevaliéndose del ejercicio de las facultades de su cargo …para conseguir directa o indirectamente un beneficio económico…”
“La autoridad o funcionario público que haga uso de un secreto del que tenga conocimiento por razón de su oficio o cargo o de una información privilegiada con ánimo de obtener un beneficio económico …”
Seguramente cualquier experimentado penalista sepa calificar, de modo más certero, las manifiestas irregularidades del co-alcalde Lage, pues este modesto medio digital no se ha especializado en Derecho; y no quisiéramos tampoco que, cegados por la repugnancia, indignación y hartazgo que las fechorías de este personaje nos producen, cayésemos en la trampa de una falsa acusación.
¿Pero qué camino nos queda entonces a los ciudadanos, cuando asistimos impotentes y coléricos a tan escandalosa sucesión de irregularidades, a tan soberbia y déspota demostración de poder, a tan clara conculcación de la legalidad por parte de una persona que por su cargo debiera dar ejemplo y no beneficiarse de su privilegiada posición de mandamás? ¿Debemos manifestarnos en la Plaza de María Pita? ¿Debemos salir a la calle a protestar? ¿Debemos acaso acudir a los Tribunales?
Y entonces, Señor Jorquera y Señor Lorenzo, ¿para qué les tenemos a ustedes ahí? ¿No creen que ha llegado la hora de dejar de predicar y empezar a dar trigo? porque digo yo que no esperarán a que nos sentemos pacientemente a observar cómo este individuo se sigue lucrando desde su sillón, hasta el año 2027, por aquello de que las responsabilidades se depuran en las urnas, porque, tal vez, entonces, los co-alcaldes Lage y Rey-ná paguen, pero puede que ustedes también: cruzarse de brazos no es una opción y siempre trae consecuencias.