Hemos pasado de la Transición del 78, basada en la reconciliación de las dos Españas, a la Transición Sanchista, cocinada gracias a la fractura de la sociedad.
Hay un antes y un después de las Elecciones Generales del 23 de julio de 2023, igual que hubo un Pedro Sánchez candidato que era una persona diferente de Pedro Sánchez presidente de Gobierno, según afirmó la, por entonces, vicepresidenta Carmen Calvo.
El Pedro Sánchez de antes del 23J, así como toda la orquesta de ministros, cargos del PSOE y medios de comunicación que le sirven de enorme megáfono, se empeñaron en proclamar, una y otra vez, que nunca, jamás de los jamases, habría ni amnistía para los delincuentes que vulneraron la Constitución en Cataluña, ni tampoco referéndum de independencia. Lo repitieron una y otra vez, por tierra, mar y aire. A los que dudábamos de la palabra de Tirano Pedrone nos llamaron – y nos siguen llamando – la “fachosfera” y que somos cómplices de la “máquina del fango”. Y mira por dónde, teníamos razón al desconfiar, porque Pedro Sánchez volvió a “cambiar de opinión” y cambio la poca dignidad que le quedaba por siete votos.
Antes del 23J, Pedro Sánchez, todos sus ministros y las terminales mediáticas proclamaron que jamás habría amnistía, sabiendo que ya se estaba cocinando ese atentado a la Constitución
Una vez conseguido el objetivo de no perder escaños de forma catastrófica el 23J, Pedro Sánchez y sus 1.400 asesores, pensaron cuál era la mejor estrategia para sobrevivir cuatro años más, a pesar de la inmensa debilidad de su gobierno. Y la conclusión a la que llegaron fue simple: Hay que ganar espacio electoral para el PSOE en la extrema izquierda y hay que polarizar la sociedad para barrer la Transición de 1978. Se trataba de renunciar a los votos más centrados que recaían en Ciudadanos en el Partido Popular y pelear por devorar el espacio electoral de Podemos, de Sumar e, incluso, de los nacionalistas.
Nota. Pedro Sánchez voto SI a la amnistía diez meses después de proclamar que NO habría amnistía
Para lograr el objetivo final de permanecer a toda costa en La Moncloa, Pedro Sánchez empezó su particular batalla para desacreditar a los medios de comunicación que no fuesen dóciles y dinamitar la credibilidad del poder judicial, sabiendo todo lo que se le venía encima con el caso Koldo-Ábalos-Armengol y compañía y con los manejos de su mujer, Begoña Gómez. Todo el aparato de propaganda se puso en marcha para atacar a los medios y a los jueces independientes.
La Transición del 78 se basó en ceder, olvidar y perdonar, pero la Transición Sanchista se basa en volver a separar y polarizar a la sociedad española
Y parece que, de momento, le está saliendo bien la estrategia. Primero, el PSOE obtuvo un resultado “presentable” en el País Vasco – es llave de gobierno – y después dio la campanada en Cataluña, siendo el partido más votado. ¿Y por qué? Es sencillo, porque poco a poco va dinamitando la Transición del 78 y formando la nueva Transición Sanchista.
¿Cuál es la diferencia entre ambas? En la Transición del 78 se trató de coser las heridas de la terrible Guerra Civil española y reconciliar a los enemigos ideológicos. La gran mayoría de los españoles cedieron, olvidaron y perdonaron para construir un Estado democrático moderno e integrador. Sin embargo, el Jóker Sánchez sabe que esa estrategia de reconciliación ya no le sirve para lograr sus propósitos. Necesita volver a separar España en dos bandos: los que le apoyan incondicionalmente y los que le odian de forma visceral. No cultiva la razón, fomenta la emoción – no pasarán, se volvía a escuchar hace unos días frente a Ferraz. En consecuencia, se ha escorado a la izquierda para pescar en el electorado más radical y ha logrado una masa significativa de acólitos que le apoyan incondicionalmente con tal de que ganen “los suyos”, aunque sea de penalti injusto en el último minuto.
La estrategia del Pedro Sánchez de escorarse a la izquierda hace que compense la pérdida de electorado más moderado con la captación de votantes más radicales, que antes votaban a Podemos, Sumar e incluso a los nacionalistas
Ahora vienen las Elecciones Europeas del 9 de junio y vemos que su estrategia sigue dando frutos. ¿Se va a hundir? Parece que no. Las encuestas vaticinan una subida importante del Partido Popular, que puede duplicar sus escaños, pero al PSOE le pronostican que no pierde representación. Cuando analizamos la transferencia de voto en las diferentes encuestas, se observa que el Partido Popular moviliza a votantes propios, a muchos que en las anteriores votaron a Ciudadanos y también a un porcentaje de votantes socialistas más moderados que están en desacuerdo con la deriva de Sánchez.

Nota. De momento, su “cambio de opinión” sobre la amnistía no le ha causado daño electoral a Pedro Sanchez.
¿Y cómo es posible que Pedro Sánchez aguante el tipo en las Elecciones Europeas? Porque sus hooligans le siguen apoyando, a pesar de haber impulsado la amnistía, y porque las encuestas vaticinan que atrae aun porcentaje significativo de votantes de Podemos y, ¡asómbrense!, también logra apoyos de electores que votaron a la coalición de ERC-Bildu-BNG en los anteriores comicios europeos. En consecuencia, parece que su estrategia le funciona y que no le pasa factura cargarse el Estado de Derecho, la separación de Poderes y la Constitución con la aprobación de la amnistía, a cambio de 7 votos para seguir en La Moncloa, aunque no logre aprobar unos Presupuestos Generales del Estado que le permitan gobernar, y para seguir asaltando las instituciones y poniéndolas a su servicio.
Todas las asociaciones de jueces, abogados, procuradores, millones de españoles en decenas de manifestaciones e, incluso, históricos dirigentes socialistas exigieron que se paralizase la ignominiosa amnistía, pero Pedro Sánchez ha hecho oídos sordos y la ha aprobado el 31 de mayo
Muchas instituciones alertaron de la salvajada que se cometía con la aprobación de esta ignominiosa amnistía antes de que sucediese. Millones de personas se manifestaron por toda España exigiendo que no se aprobase semejante barbaridad. Los históricos dirigentes socialistas le pidieron de forma categórica que frenase el proceso de amnistía, que no se prestase a humillar la Transición y convertir a los demócratas en represores.
De nada sirvió esa amplia movilización social; Pedro Sánchez hizo oídos sordos y aprobó la Ley de Amnistía el 31 de mayo de 2024, fecha que pasará a la historia como una jornada triste, donde los que cometieron graves delitos en Cataluña celebraron exultantes el éxito de sus siete votos para doblegar el Estado de Derecho. Miriam Nogueras, portavoz de Junts en el Congreso de los Diputados lo dejó claro: “Hoy es un día histórico. Hoy no se perdona; hoy se gana. Esta ley no es de pacificación. Después de hoy, la lucha continúa” y Gabriel Rufián, lenguaraz portavoz de ERC lo remató: “Hoy es un día de victoria, pero también es un día de derrota, porque estamos ante la primera derrota del Régimen del 78”. No hay perdón, ni arrepentimiento. Han ganado los que dieron un golpe de Estado el 1 de octubre de 2018 y su siguiente paso será lograr que se convoque un referéndum de independencia.
Tras la aprobación de la Ley de Amnistía, tanto Junts como ERC han celebrado la derrota de la Constitución y de la Transición del 78
¿Y ahora qué? En cuanto Pedro Sánchez publique la Ley de Amnistía en el Boletín Oficial del Estado, empezará la batalla judicial y parece que la decisión quedará en manos del Tribunal Supremo y también de los órganos judiciales europeos, pero también los ciudadanos tienen mucho que decir en la cita electoral de este próximo domingo.
Queda un último examen el domingo 9 de junio; las Elecciones al Parlamento Europeo y creemos que todavía hay margen para que Pedro Sánchez no logre mantener el número de escaños. Si son ciertas las encuestas que informan de que el 70% de los españoles creen que la amnistía quebranta la Constitución y es una injusticia, entonces el resultado del 9J podría suponer que a Tirano Pedrone le salga el tiro por la culata. Ustedes tienen la palabra, en este caso, mediante su decisión en las urnas.
Al final, resulta que tan preocupados estamos todos por las fake news y por los bulos y resulta que el inmenso bulo es el propio Pedro Sánchez, que en menos de un año pasa de dar su palabra de honor de NO aprobar la amnistía a votar “SI” para blanquear a los golpistas y manchar el honor de un Estado de Derecho que tan sólo frenó un patético intento de vulnerar gravemente nuestra ley de leyes: La Constitución Española.