El mundo está expectante sobre qué pasará el próximo 1 de junio. Esta fecha es en la que Estados Unidos podría incurrir por primera vez en una suspensión de pagos de su deuda soberana. En esa fecha el tesoro de Estados Unidos podría empezar a decidir a qué acreedores abonar intereses y qué pagos aplazar. Y todo esto se debe a un control presupuestario llamado techo de deuda.
Pero antes de nada, ¿qué es un techo de deuda? Supongamos que somos una familia que nos llamamos Estados Unidos y en nuestros acuerdos nupciales se establece que el núcleo familiar nunca podrá tener un endeudamiento superior a un nivel dado. Por lo tanto, cualquier deuda que sobrepase ese nivel de endeudamiento no será satisfecha. Si se considerara elevar dicho techo de deuda, tendría que haber un acuerdo entre las partes del núcleo familiar.
Saliendo del ejemplo y volviendo a la realidad, Estados Unidos alcanzó su endeudamiento máximo permitido o techo de deuda en enero de 2023 alcanzando los 31,4 billones de dólares. Con este endeudamiento alcanzado no se puede emitir más deuda y la tesorería del país cada vez va mermando más. Tanto es así que la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen avisó que el próximo 1 de junio el Tesoro de EEUU podría quedarse sin efectivo para hacer frente a sus obligaciones contractuales.
Por el momento el tesoro ya ha comenzado a dejar de emitir deuda de estados y municipios que ayudan a estos a gestionar sus presupuestos; ya que a todos los efectos contabiliza como deuda, que no se puede emitir. Si la situación continuara en el tiempo el Tesoro se vería abocado a cerrar el gobierno por no poder pagar a los empleados públicos. La última vez sucedió entre el 22 de diciembre de 2018 y el 25 de enero de 2019.
La alternativa es un acuerdo en el congreso entre Republicanos y Demócratas para elevar el techo de deuda. Con ello se estaría dando una patada hacia adelante al problema sin buscar una solución real. Y es que el problema reside en que la deuda de Estados Unidos no para de crecer y siempre habrá que ir elevando el techo de gasto, pues existe un descuadre en los presupuestos del país.
Entonces, ¿por qué no llegan a un acuerdo en el congreso? Pues porque están en juego millones de euros en transferencias directas del Gobierno. Mientras que los Republicanos quieren recortar en gasto social e invertir en Defensa, los Demócratas quieren recortar en infraestructuras contra la inmigración ilegal e invertir en desarrollo de energía renovables. Básicamente no se ponen de acuerdo en qué gastar un dinero que no tienen. En consecuencia, ya hay voces que piden al presidente del Gobierno que eleve el techo de deuda sin tener que pasar por el congreso; una suerte de decretazo.
Esta situación da que pensar, pues España no es el único país que presenta un descuadre presupuestario. Da que pensar también el hecho de que el contribuyente no se puede retrasar en sus obligaciones con el Estado, pero el Estado si tiene la posibilidad de retrasarse en sus obligaciones con el contribuyente. Esta situación está haciendo que cada vez más ciudadanos se planteen la eficiencia en el uso de los impuestos que pagan.
Las corrientes económicas liberales defienden un Estado con un tamaño limitado donde el ciudadano tiene el poder de decisión sobre su capital. Por el contrario, las corrientes económicas socialistas delegan la voluntad del ciudadano en el Estado, supeditando los deseos del primero a las necesidades del segundo. La historia y la literatura académica ha demostrado lo utópico del liberalismo, porque nunca se aplica en su totalidad debido al conflicto con determinados intereses humanos; así como lo ineficiente del socialismo, la haber llevado a la quiebra a todos los países que han abrazado sus políticas.
Sin duda, como en el ejemplo familiar con la que ilustrábamos el techo de gasto, la solución pasa por ajustes presupuestarios para volver a la eficiencia fiscal en el que los Estados desarrollen todo el presupuesto que se marcan y que en ningún caso pueda los ingresos superar a los gastos.