El nombramiento del exministro Escrivá contraviene la ordenanza del Banco Central Europeo, que indica que no es conveniente politizar los bancos centrales de los países miembros
El Banco de España es una institución reguladora, de carácter independiente, que busca velar por el buen funcionamiento del sistema financiero en nuestro país. Sin embargo, el carácter independiente de la institución está en entredicho, ya que el Gobierno de España ha impuesto al, hasta hace poco, ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá, como nuevo gobernador del Banco de España para el próximo mandato de 6 años.
El Gobierno asalta de esta manera, de nuevo, otro organismo que, en su independencia, estaba emitiendo juicios discordantes con la labor política dictada desde el palacio de la Moncloa. La politización del Banco de España compromete la ordenanza del Banco Central Europeo (BCE), que indica a los distintos países que no deben “tratar de influir” en los bancos centrales de las diferentes realidades nacionales. Obviamente, el BCE no puede impedir este asalto de la institución por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, lo que sería considerado como un ataque externo al orden nacional de un país.
Escrivá ha pasado de una postura combativa al frente de la AIREF, denunciando la quiebra del sistema de pensiones y la inasumible deuda del Estado, a ser premiado con el cargo del Gobernador del Banco de España
Si el lector hace un ejercicio de memoria, José Luis Escrivá era un perfil técnico que dirigía la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF), antes de su salto al Gobierno como ministro. Desde su posición en la AIREF denunció la quiebra del sistema de pensiones, la insostenibilidad de seguir generando deuda en España, así como la necesidad de aumentar la productividad en nuestro país. Lo curioso es que, tras su salto al Gobierno, haya contravenido todo lo que predicaba desde su labor de independiente.
Es por ello, que el perfil de José Luis Escrivá deja de ser técnico y se convierte en político, al haber puesto unas ideas partidistas por encima del bien común. Este perfil político se acrecienta al observar el primer nombramiento que ha hecho el nuevo gobernador del banco de España: elegir subgobernadora a Soledad Núñez. El perfil de Soledad Núñez es parecido a Escrivá, un perfil técnico que se empieza a sesgar hacia el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, en el que sirvió en diferentes cargos de responsabilidad durante siete años.
Escrivá blinda el perfil político del Banco de España con el nombramiento de Soledad Núñez como subgobernadora, que sirvió en diferentes cargos durante el Gobierno de Zapatero, y apaga las críticas de la institución a la política económica de Pedro Sánchez
Con los nuevos cargos, la Moncloa silencia la actividad crítica que el Banco de España ha tenido con sus políticas. Y es que después de cada política financiera o económica enunciada por el Gobierno, el Banco de España lanzaba un estudio en el que se probaba la ineficacia de la política anunciada. Ahora la cúpula del Banco de España, el llamado Consejo de Gobierno, queda así en manos socialistas.
Uno de los problemas con los que se va a encontrar Escrivá es su predecesor Pablo Hernández de Cos. Y es que el gobernador del Banco de España saliente es un hombre de la casa que ha pasado 25 años en la institución y que llegó al escalafón paso a paso. Por el contra, el nuevo gobernador inicio su carrera laboral en el Banco de España y ha vuelto aterrizando en la cúspide tras haberse adherido a las ideas de un partido político. Un paracaidista de ley.
Los problemas de puertas para adentro son similares a los que van a existir de puertas para afuera. Al sector bancario no le ha sentado especialmente bien el nombramiento de Escrivá, pues el ya exministro fue el zurcidor del impuesto al sector bancario en el año 2022. Ambas partes estarán condenadas a entenderse bajo una tensa cordialidad.
La pregunta no es si el Banco de España será independiente, si no cuándo será la primera vez que la institución se ponga de lado ante alguna “ingeniosa” política del Gobierno, que atente contra el interés general ya sea en materia de deuda, pensiones, productividad o del sistema financiero. Estos temas son muy sensibles, pues los socios del actual Gobierno se han mostrado enérgicos en la aprobación de medidas dogmáticas de carácter improductivo.
En definitiva, las instituciones independientes tienen ese carácter para recordarle a los distintos Gobiernos cuál es su función y hacerles ver el camino correcto. Cada vez quedan menos organismos independientes y mecanismos de control que hagan de contrapeso a las medidas políticas que atentan contra los españoles. El periodismo está financiado con publicidad institucional que “incentiva” que no se ataque demasiado al gobierno, mientras que ahora las instituciones independientes se quedarán calladas ante los atropellos que están por venir. Pero desde luego lo importante es que hay que dar gracias a que estamos en una democracia “progresista” donde cada vez hay más personas vulnerables en España y, sobre todo, que no gobierna la “extrema derecha” porque entonces correría riesgo la independencia de las instituciones.
Disculpen el sarcasmo.