“Pues que no le parezca mal, pero aquí estoy viendo muchas cosas que pasaron hace unos años en Argentina, es fácil imaginar cómo va a terminar esto”

El martes a mediodía, tras la publicación de mi artículo semanal, la que terminaba nombrando la argentinización de la política española, monté en un taxi para acudir a una reunión urgente. No tenía mucha gana de charla, pero hay cosas imposibles de llevar a cabo cuando el taxista es argentino. 

Así que me rendí a su cuarto comentario y en dos minutos estábamos hablando de que cada vez hay menos ganas de trabajar, que los precios se hacen insoportables, que no hay manera de mantener a flote un negocio con tanta norma y gravamen, que cada vez más gente pretende vivir del cuento y del subsidio. La mayoría lo dijo él, al igual que la conclusión: “Pues que no le parezca mal, pero aquí estoy viendo muchas cosas que pasaron hace unos años en Argentina, es fácil imaginar cómo va a terminar esto

Pues en absoluto me pareció mal que lo dijese, es más, coincido plenamente con ese parecer y me alegra ver que un argentino que ha vivido el declive patrio tenga la misma visión que yo. Es preceptivo detectar el problema para encontrar la solución. Empezar y triunfar, como se logró en la Argentina de principios del XX, en la Alemania arrasada tras la Segunda Guerra Mundial, en la España post Guerra Civil, en la Inglaterra de Thatcher o en cualquier país donde se han llevado a cabo democracias liberales, trabajo, ahorro y libertad. Yo añadiría una casi nula intervención del estado en la vida de los administrados, la mínima posible. La tendencia que han desarrollado, sobre todo en Madrid, la parte más liberal del Partido Popular y sus tres presidentas autonómicas.

Lo digo siempre, no hay otra manera de eliminar la pobreza que con mucho trabajo, ahorro y libertad. El estado de bienestar lo da el trabajo, la ausencia de paro, el poder invertir en crear riqueza. En este país, como ocurre en Argentina, presumen de dar un salario mínimo vital a dos millones de personas. ¿En serio? ¿Alguien se alegra de repartir dos millones de sueldos estatales a dos millones de personas necesitadas? Progresismo le llaman, hay que fastidiarse. Estado de bienestar…

El domingo fui a la presentación del PP. No siempre ha sido mi opción de voto, pero para las gallegas es mi apuesta segura. Creo que eran doce los presidentes autonómicos presentes, doce ganadores de un gran cambio de tendencia nacional. Espero y deseo que Rueda revalide su mayoría absoluta. Espero y deseo que sea un paso más hacia la normalización de un país polarizado por culpa de las políticas ultra de los dos últimos presidentes del PSOE y sus socios.