“No dejaremos a nadie atrás”, rezaba el eslogan publicitario de los políticos más progresistas de nuestro país y, por desgracia, nos dejaron a muchos en la estacada.

Soy un sencillo ciudadano residente en A Coruña, que pago puntualmente mis impuestos, tasas y demás arbitrios y que, como tantos otros, sufrió la crisis financiera del 2008 y perdí mi trabajo en una pequeña empresa que desarrollaba su actividad en el ámbito de la construcción y que cerró a mediados del 2010. 

En ese momento, con unos pequeños ahorros que tenía después de años de trabajo, me decidí a hacer una inversión y comprar un local en una entreplanta de un edificio de reciente construcción. Al poco tiempo pude alquilarlo como almacén, lo que me facilitaba una pequeña renta que complementaba mi jubilación. 

Sin embargo, todo cambio vertiginosamente cuando, a principios de 2018, el arrendatario dejó el local, y a pesar de múltiples intentos, no fui capaz de alquilarlo de nuevo. En ese momento, después de meditarlo mucho, consultarlo con varios expertos y dada la escasez de viviendas que había en la ciudad, me decidí a tramitar el cambio de uso de la entreplanta para convertirla en vivienda.

En 2018 inicié los trámites para solicitar el cambio de uso de una entreplanta en desuso y darle una segunda oportunidad como vivienda. El calvario que hemos sufrido desde entonces es insoportable.

Dada mi situación de jubilado, tuve que recurrir a un amigo para conseguir financiación, y emprender este nuevo reto de la mano de profesionales que realizaron los trámites oportunos para lograr ese cambio de uso, que lograse dar una segunda oportunidad a una entreplanta en desuso. Por desgracia, en poco tiempo me topé con un muro en la administración municipal, que convierte lo fácil en imposible y, como todo puede empeorar, la situación se complica mucho más con la pandemia en 2020, que paraliza primero y ralentiza después, todos los trámites administrativos. Para rematar, se agravan la situación con la subida de la inflación, de los tipos de interés, de impuestos, etc. 

Durante estos últimos cuatro años, hemos sufrido opacidad, excusas, desidia y retrasos intolerables desde la concejalía de Urbanismo de A Coruña.

Mientras tanto, teníamos que seguir haciendo frente a los pagos del préstamo y sufríamos con desesperación la total ausencia de humanidad de la administración municipal y la falta de empatía con las personas que estábamos atravesando una situación crítica, dándonos excusas de todo tipo: “no hay personal”, “estamos saturados de trabajo”, “pida usted cita previa”, etc. Es decir, sufrimos un auténtico calvario, por la opacidad, desatención, dilaciones constantes, burocracia estéril, silencio administrativo y retrasos intolerables de la concejalía de Urbanismo del ayuntamiento de A Coruña. 

En esa etapa, para paliar las consecuencias de la pandemia y de la crisis económica, se dictaron diversas normativas para ayudar a los ciudadanos: simplificación administrativa, eliminación de burocracias y duplicidades, potenciación de la transparencia y también facilitar los cambios de uso para dar salida a los locales vacíos. España se sitúa, según el último informe del Banco Mundial, en el puesto 30 de las economías mundiales para facilitar negocios y crear una empresa; en el puesto 97 en la facilidad de apertura de un negocio y en el 79 para la obtención de un permiso de construcción y les puedo asegurar que el ayuntamiento de A Coruña arrima el hombro de forma decidida para que nuestro país se sitúe en puestos tan bajos. 

Tengo que seguir pagando el préstamo solicitado y han conseguido que este cerca de ser una persona en riesgo de exclusión debido a que solamente tengo mi pensión para vivir y pagar el préstamo.

El objetivo de estas medidas legislativas era ayudar al emprendimiento y fomentar el crecimiento económico y la creación de empleo, para tratar de frenar el incremento de personas en riesgo de pobreza y de exclusión social, que aumentó un 27% en este último año, y en la que, por supuesto, me considero incluido tras “desangrarme” económicamente, tras estar esperando cuatro años a que se realice un simple trámite administrativo de un cambio de uso de una entreplanta.

Además, la gestión ágil de las licencias y de los cambios de uso también repercute en nuevos ingresos para el ayuntamiento, vía tasas, impuestos y nuevas actividades, que pueden ser destinados a blindar los servicios públicos y al gasto social, al objeto de reforzar el Estado de bienestar. 

Es insólito que no sepamos cuál es el problema para no facilitar el cambio de uso de la entreplanta a vivienda, ni en qué situación está el expediente, ni cuándo tienen previsto finalizar el trámite y no me trasladan ni una sola aclaración a este inmenso disparate.

En definitiva, no se han cumplido los objetivos, expectativas y el espíritu de las distintas leyes antes mencionadas y, en el caso concreto del ayuntamiento de A Coruña, lo más grave es la ausencia total de respuesta tras cuatro años de espera. Es insólito que no sepamos cuál es el problema para no facilitar el cambio de uso de la entreplanta a vivienda, ni en qué situación está el expediente, ni cuándo tienen previsto finalizar el trámite y no me trasladan ni una sola aclaración a este inmenso disparate.

La necesaria intervención de los organismos municipales en la tramitación de expedientes de licencias o de cambio de usos, debe convertirse en una garantía para los ciudadanos y no en un problema como ocurre en la concejalía de Urbanismo de A Coruña. En definitiva, lo que pedimos los ciudadanos, y más aún los emprendedores, es una administración eficaz, trasparente y ágil, accesible, cercana y al servicio de los administrados y, por desgracia, no la tenemos en A Coruña la mayoría de las personas que han solicitado un cambio de usos de un local o de una entreplanta comercial. 

Siento no firmar con mi nombre, pero temo posibles represalias por parte del ayuntamiento y no me puedo arriesgar a que terminen de arruinarme. Gracias por su atención.