La Ordenanza reguladora de la publicidad exterior, aprobada por el Excmo. Ayuntamiento de A Coruña en 1987 y publicada en el BOP nº 24 de enero de 1988, establece que en su artículo nº 3 que:

“No se permitirá la fijación de carteles o la ejecución de inscripciones directamente sobre edificios, muros u otros elementos similares, siendo necesaria, en todo caso, la utilización de soportes externos cuyas características se señalan en la presente Ordenanza”.

Es decir, si usted es un vecino de esta hermosa ciudad o es el responsable de una empresa y se le ocurre pegar en las paredes de los edificios particulares unos carteles con información de su producto, servicio o simplemente, anunciando un evento, se arriesga a que la Policía municipal levante un acta de infracción y que sea propuesto para sanción en función del Reglamento de Disciplina Urbanística, con la correspondiente multa económica, que irá incrementándose en caso de ser reincidente.

Hasta aquí todo normal y lógico. Si cada vecino o empresa se pone a pegar carteles por las paredes de los edificios de la ciudad, esto se convertiría en el salvaje Oeste y hay que regular el espacio público y sobre todo el privado, para que las paredes de los edificios no se deterioren.

Esto tiene dos excepciones muy sangrantes:

  1. Cuando se celebran elecciones municipales, autonómicas o generales los partidos políticos – los mismos que aprueban las normas que debemos de cumplir todos los ciudadanos – son los que incumplen esta Ordenanza municipal y nos inundan todas las fachadas de los edificios con los carteles que publicitan la cara de su candidato-candidata, como si eso nos fuese a impulsar a votarles de forma compulsiva.
  2. Cuando se celebra un evento organizado por el Ayuntamiento de A Coruña, como puede ser una carrera o un concierto, y se pasan la Ordenanza que prohíbe pegar carteles en los edificios por el forro de sus caprichos.

Envío fotos de este fin de semana, en el que se ha celebrado la carrera popular Coruña 10, organizada por el Ayuntamiento coruñés. Nos han inundado en centenares de edificios de carteles anunciando la carrera y el recorrido; es decir, se han limpiado el culete con la Ordenanza municipal que han aprobado y que prohíbe pegar carteles en los edificios particulares.

Si estos señores y señoras que nos gobiernan predicasen con el ejemplo, seguro que los ciudadanos cumpliríamos un poco mejor las normas, pero se ve que practican el dicho de “consejos vendo que para mí no tengo”. 

Además, si tuviesen intención de ganarse el generoso sueldo que cobran cada mes, en la era de la Inteligencia Artificial, no utilizarían carteles de papel pegados en las paredes de nuestros edificios, lo que harían es instalar paneles informativos digitales en cada calle para trasladar esa información de interés público.

Eso sucedería si existiese vida inteligente en el gobierno municipal, pero no podemos pedir peras al olmo.